Un crimen en Tierra Santa. Elham Farah

También los cristianos son víctimas mortales del ejército israelí.

Un caso especialmente monstruoso (recogido por Vatican News y por otros medios cristianos) es el de Elham Farah, palestina, cristiana, profesora de música, una mujer muy conocida y apreciada en Gaza por sus grandes virtudes tanto profesionales como personales.

La señora Farah hubo de refugiarse en la parroquia de la Sagrada Familia a causa de los ataques israelíes. El pasado 12 de noviembre, durante una pausa en los bombardeos, salió del templo para averiguar si su casa había sido destruida. En la calle un francotirador israelí le disparó, la hirió y la dejó tendida en el suelo. Debido a la intensidad de los combates, nadie pudo acudir a socorrerla. Pasó toda una noche caída en medio de los escombros, hasta que fue aplastada por un vehículo militar israelí, según confirman testigos presenciales.

Sobran los comentarios. Sin embargo, conviene recordar que la culpa de tales atrocidades no recaen solamente sobre los que las ordenan o ejecutan. También son culpables quienes prestan su apoyo material o moral a organizaciones o gobiernos criminales, sin olvidar a aquellos que las relativizan o, con su indiferencia y su silencio, las encubren.

Las represalias por el ataque de Hamás el pasado 7 de octubre, en el que perdieron la vida 1.200 israelíes, han causado hasta ahora la muerte de 11.200 palestinos, en su inmensa mayoría civiles. El número de civiles árabes muertos en los últimos 40 días, incluidos 4.630 niños palestinos, es igual o levemente mayor al de todas las víctimas civiles de ambos bandos en la guerra ruso-ucraniana en 629 días (desde el 24 de febrero de 2022).

Descansen en paz Elham Farah y todas las demás víctimas y que Dios se apiade de los asesinos y de sus cómplices.