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Mis reflexiones a «Las guerras comerciales son luchas de clase»

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Un artículo muy interesante que invita a reflexionar y a discutir. Ciertamente, la Ilustración marca una trágica cesura en la cultura occidental. Ahora bien, las raíces de esta deben buscarse más atrás. El neoaristotelismo, el humanismo y un descontrolado desarrollo técnico crean las condiciones necesarias para su nacimiento. Se produce un “envanecimiento” del ser humano, una progresiva caída en la soberbia o en la “hybris” que nos aleja simultáneamente de Dios y del resto de la Creación.

El hombre se tiene por autosuficiente y todopoderoso y cae en el narcisismo individual y colectivo, lo que lo lleva a convertirse en un aprendiz de hechicero, con las nefastas consecuencias para sí mismo y para todo el mundo que ya conocemos. No puede, sin embargo, negarse que en la Ilustración hay aspectos benéficos, pero el balance final es negativo.

Sin ser economista ni muchísimo menos, sino solo un lego en la materia, y sin haber leído «Las guerras comerciales son guerras de clase», sino solamente la entrevista cuyo enlace se ofrece en el artículo, se me ocurren las siguientes reflexiones que espero no sean demasiado insensatas:

1- El problema del exceso de producción que no pueden absorber los mercados locales, (creo que ya señalado de algún modo por Marx) se resolvió en épocas pasadas, tal como exponen Pettis y Klein. Un caso típico es el de la industria textil británica que invadió todos los mercados mundiales, destruyendo incluso las industrias artesanales tradicionales de numerosos países en y fuera de Europa (recordemos las campañas de Gandhi contra la importación de productos textiles ingleses en la India).

2- Hoy las cosas han cambiado mucho, pues la industrialización ha llegado más o menos a todo el mundo, en muchos países hay excedentes y los posibles mercados de destino son cada vez más exiguos, pues cada vez quedan menos países sin industrializar, es decir, sin producción y excedentes propios, así que la situación no parece de ningún modo comparable a la de los siglos XIX y XX.

3- En los mismos siglos había una abundancia de recursos naturales que hoy ya no tenemos, pues ya hemos ocupado, sometido y sobreexplotado prácticamente todo el planeta. Por otro lado, las zonas vírgenes, imprescindibles desde un punto de vista biológico, se reducen rápida y peligrosísimamente.

4- También el crecimiento de la población mundial (que se ha cuadruplicado en menos de un siglo) hace que mantener el continuo crecimiento del nivel de consumo per cápita necesario para absorber los mentados excedentes, resulte totalmente insostenible sin causar irreparables y gigantescos daños medioambientales, los cuales producirán a la larga toda clase de perturbaciones sociales, económicas, etc.

5- En resumen, pareciera que, si bien una parte del análisis es muy acertada, otra se queda corta por no considerar factores actuales que no se daban en el pasado. Igualmente, las soluciones deben tener en cuenta estos factores. El desafío es mucho mayor de lo que deja ver la entrevista.

6- Con respecto a la evolución de la situación social y económica en Alemania, diría que la visión de los autores es en parte correcta y en parte errada. Se trata de un tema muy complicado, con implicaciones sociales, culturales y políticas muy importantes y que desbordan totalmente el ámbito puramente económico.

Por último, es muy apreciable la recomendación cinematográfica. Pietro Germi fue un grandioso director de cine y no dudo de que «Un maldito embrollo» será una película muy digna de verse. Muchas gracias a Josep Miró por este artículo que da tanta materia para pensar.

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