Continuación del primer artículo.
El libro de los jueces
El libro de los Jueces ofrece una mirada detallada a un período tumultuoso en la historia de Israel, marcado por la anarquía política y religiosa. Después de la muerte de Josué, Israel entra en un ciclo repetitivo de pecado, opresión, arrepentimiento y liberación, liderado por figuras carismáticas conocidas como jueces. Estos líderes emergen en momentos críticos para guiar a Israel en tiempos de crisis y lucha. El libro revela tanto las consecuencias del pecado como la gracia redentora de Dios, que perdona y restaura a su pueblo una y otra vez.
El libro de los Jueces narra la continuación de los hechos explicados en el libro de Josué. Recoge varios episodios de la vida de las tribus durante uno de los períodos más oscuros de la historia del pueblo de Israel, lo que va desde la conquista del país de Canaán hasta la instauración de la monarquía (ss. XII y XI aC).
Se refiere a un período anárquico y primitivo de Israel, en el Cap. 2 se expone la interpretación que hay que dar a los capítulos siguientes, y los Caps. 3-4, 6-8, 11 y 13-16, donde se relatan las hazañas legendarias de los principales Jueces, entre los que sobresale Sansón.
Dios vela por Israel y les envía a los «jueces», que aglutinan y conducen a un pueblo disperso y sin fuerzas
Muestra que la ocupación de Canaán por parte de los israelitas fue más difícil y más lenta de lo que hace suponer el libro de Josué. No vemos esa victoria rápida y total concedida a un pueblo bien cohesionado y unido por una sola fe. A lo largo de casi dos siglos, las tribus de Israel, dispersas y en ocasiones opuestas entre ellas, se van estableciendo progresivamente en unos territorios más o menos deshabitados, y deben defenderse continuamente de los ataques de los pueblos que conviven con ellos, de los pueblos vecinos o incluso de grupos nómadas. Afortunadamente, Dios vela por Israel y les envía a los «jueces», que aglutinan y conducen a un pueblo disperso y sin fuerzas.
Contenido del libro de los Jueces
Se pueden distinguir las siguientes partes:
1. Prólogo histórico-geográfico: la instalación de las tribus en Canaán (1,1-3,6), que recuerda la ocupación lenta, parcial, difícil y desordenada de la tierra prometida por parte de las diversas tribus (c .1); las dificultades se explican por la infidelidad de Israel hacia Dios (2,1-3,6). Hay también un Prólogo doctrinal que expone la clave teológica que configura todo el libro, y que consiste en el esquema: “pecado – castigo – conversión – salvación”. Explica también por qué siguen manteniéndose enclaves cananeos en la tierra de Israel.
2. La segunda parte está constituida por el cuerpo de la obra (3,7 a 16,31), una cadena de episodios que hacen referencia a cada uno de los jueces. La historia de Débora y Barac presenta dos versiones independientes, una en prosa (c. 4) y la otra, muy antigua, en poesía (c. 5). Ocupan un buen espacio las hazañas de Gedeón (6,1-8,35) y las de Sansón (cc. 13-16). Los jueces menores sólo merecen una simple noticia. Se tratan seis jueces: Otniel, Ehud, Débora y Baraq, Gedeón y Abimélek, Jefté, y Sansón.
El hecho de que figure Débora como una figura destacada en la historia de Israel (fue una de las pocas mujeres que ocupó el cargo de jueza en el antiguo Israel) es interesante porque no sólo fue jueza, sino también profetisa y líder militar. Es conocida por su sabiduría, valentía y liderazgo en tiempos de dificultad y conflicto en Israel. Juega un papel crucial en la liberación de Israel de la opresión de los cananeos. Ella proporciona dirección y orientación al pueblo de Israel, y lidera al ejército israelita en la batalla contra el general cananeo Sísara. La victoria en esta batalla se atribuye en gran parte a la estrategia y liderazgo de Débora. Su liderazgo en una sociedad patriarcal como la antigua Israel es significativo y demuestra que las mujeres tenían la capacidad de desempeñar roles destacados y tomar decisiones importantes, incluso en un contexto dominado por los hombres.
3. Por último hay dos apéndices. Presenta un cuadro de la situación anárquica en la que vivían las tribus. El primero narra los orígenes del santuario tribal de Dan (cc. 17-18), y muestra cierta hostilidad contra el reino del Norte. El segundo trata de la conducta infame de los benjaminitas de Guibà (cc. 19-21). La narración deja entrever una concepción centralizada e ideal de un Israel unido, que de hecho sólo se logró en tiempos de David.
La personalidad de los jueces
El título del libro proviene de sus personajes principales: los jueces. No son magistrados que actúan en los tribunales, sino más bien figuras carismáticas, caudillos y guerreros que encabezan la resistencia contra los enemigos de Israel. Son jefes militares y civiles que Dios suscita, en ocasiones determinadas, para liberar a una o varias tribus israelitas de la opresión de los pueblos vecinos y guiarlas como dirigentes indiscutibles, con una autoridad reconocida por todos. El verbo que más claramente califica la acción de los jueces es «salvar». Por eso son llamados «salvadores» o «libertadores», título que, por otra parte, es propio de Dios.
La narración explica las hazañas de seis de estos personajes. Son los llamados jueces mayores (Otniel, Ehud, Débora-Barac, Gedeón, Jefté y Sansón). Junto a ellos son mencionados los jueces menores, de los que casi sólo se da el nombre (Shamgar, Tolá, Jaïr, Ibsan, Elon y Abdon). De esta forma se llega a un total de doce jueces, que representan a todo Israel, el conjunto de las doce tribus.
El proceso de formación del libro es fácil de seguir en sus líneas generales. Cada tribu tenía sus héroes y sus hazañas para recordar, que se fueron transmitiendo y magnificando con el tiempo. Luego vino la reflexión global sobre este conjunto de tradiciones, y finalmente se llevó a cabo la redacción definitiva, en una época que se ubica en el s. VI a.C., en torno al exilio de Babilonia.
Unos tiempos difíciles
Del conjunto del libro se saca la impresión de que Israel se encuentra en un período de anarquía política y religiosa (ver 17,6 y 21,25). El culto todavía no está reglamentado y todo el mundo puede tener en casa su santuario particular. El cabeza de familia ejerce las funciones sacerdotales o se elige a sí mismo un sacerdote. También hay grandes santuarios que sirven como lugares de oración y asamblea con motivo de acontecimientos importantes.
Con el trasfondo de esta situación histórica, el autor del libro ofrece una visión teológica bien definida, que se concreta en un esquema repetido en muchos de los episodios (ver, p.e., 10,6-16): a) Israel se aparta del Señor. b) El Señor castiga a Israel mediante otros pueblos. c) Israel se arrepiente (los israelitas claman al Señor). d) El Señor libera a su pueblo suscitando a un liberador. La idea antropomórfica de Dios es típica de todo ese tiempo: así como los seres humanos se enfadan y se dejan llevar por la ira, así también ponen esas imperfecciones humanas proyectándolas en una imagen deficiente de Dios.
El pueblo se arriesga a perder la tierra y pone en peligro su misma existencia cuando se aleja del Dios de la alianza, adora a dioses extranjeros y no hace caso de los enviados de Yahveh. Pero al mismo tiempo manifiesta claramente que Dios está siempre dispuesto a perdonar a Israel cuando éste se arrepiente.
El libro de los Jueces es un reflejo de la época de crisis que Israel tuvo que pasar durante el período de lenta ocupación del país de Canaán. Se trataba de aceptar a Yahveh único y salvador, que les había sacado de Egipto, o bien de adorar los dioses cananeos ligados a la tierra.
La formación del libro de los Jueces
Existen unos materiales previos a modo de relatos que tienen su origen en las tradiciones tribales. El libro parece haber tenido varias fases redaccionales en las que todos esos materiales fragmentarios se fueron ensamblando.
Según H. Cazelles se habría formado una primera recopilación de esas tradiciones en el reino del norte, hacia el siglo IX a.C., dando lugar a un “libro de los libertadores”. Al mismo tiempo tenían su propio desarrollo las historias de otros jueces. El apéndice también habría tenido un desarrollo independiente.
Los últimos redactores aprovecharon todos esos materiales para componer un retrato de la situación del pueblo elegido antes de que se instaurara la monarquía.
Enseñanza del libro de los Jueces
Las tradiciones locales se incluyen en la Escritura e ilustran de modo ejemplar las relaciones de Dios y su pueblo: Dios se sigue interesando por su pueblo aún después de darle la tierra prometida: contempla su fe y su arrepentimiento y Él mismo acude a liberarlos de sus enemigos temporales.
Frente al pecado, y tras el arrepentimiento, la intervención salvadora de Dios comienza por la elección gratuita del hombre, a quien corresponderá reestablecer la situación.
Todo el libro es una llamada a la fidelidad, ya que sin ella no es posible mantener la Alianza. El pecado es una grave ruptura de esa fidelidad que introduce un desorden en la relación con Dios.
Conclusión al Libro de los Jueces:
El libro de los Jueces termina con un sombrío retrato de la condición espiritual de Israel, caracterizada por la falta de liderazgo y la decadencia moral. Sin embargo, también deja espacio para la esperanza, mostrando cómo Dios sigue interviniendo para salvar a su pueblo incluso en medio de su desobediencia y rebeldía. La historia de los jueces sirve como recordatorio de la necesidad de fidelidad y arrepentimiento, así como de la constante misericordia de Dios hacia aquellos que vuelven a él en busca de perdón y restauración.
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Conclusión Final:
Tanto el libro de Josué como el de los Jueces ofrecen valiosas lecciones sobre la fidelidad de Dios, la importancia de la obediencia y los peligros del pecado y la idolatría. A través de la historia de Israel, vemos el amor inquebrantable de Dios por su pueblo y su deseo de guiarlos hacia una vida de justicia y comunión con él.
Estos libros continúan siendo relevantes para los creyentes de hoy, recordándonos la necesidad de confiar en Dios en todas las circunstancias y de comprometernos con una vida de fe y obediencia.
Twitter: @lluciapou
Tanto el libro de Josué como el de los Jueces ofrecen valiosas lecciones sobre la fidelidad de Dios, la importancia de la obediencia y los peligros del pecado y la idolatría Share on X