Los obispos españoles han publicado recientemente el documento «Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo» (Sal 42,3). Orientaciones doctrinales sobre la oración cristiana, se trata de una nota doctrinal que fue aprobada el pasado mes de abril por la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe.
El texto tiene como objetivo abordar la «riqueza de la oración cristiana» y alertar sobre tendencias espirituales como el mindfulness o la meditación zen que, aunque se plantean a menudo como inocuas, son contrarias a la doctrina católica.
Esta nota recuerda «aquellos aspectos que son esenciales; ofreciendo criterios que ayuden a discernir qué elementos de otras tradiciones religiosas hoy en día muy difundidas pueden ser integrados en una praxis cristiana de la oración y cuáles (…). Con ello, queremos ayudar a las instituciones y grupos eclesiales para que ofrezcan caminos de espiritualidad con una identidad cristiana bien definida, respondiendo a este reto pastoral con creatividad y, al mismo tiempo, con fidelidad a la riqueza y profundidad de la tradición cristiana«, afirman los obispos.
Alerta con el «zen cristiano» y el «mindfulness»
El texto alerta sobre las supuestas técnicas de meditación cristianas, el «supuesto zen cristiano» y del «mindfulness», y afirman que parte del contenido de la nota se debe a consultas que llegan con frecuencia a la propia Comisión de grupos cristianos.
Los obispos señalan que esto no supondría mayor dificultad si se limitara a incorporar a la pedagogía de la oración cristiana ciertas técnicas que predisponen el cuerpo y el espíritu al silencio necesario para la oración. Sin embargo, advierten de que «no en pocas ocasiones» va más allá de esto, teniendo consecuencias para la misma comprensión de la oración.
«No es posible una oración propiamente cristiana -prosiguen- que asuma globalmente un método que no esté originado o se aparte del contenido de la fe. Tampoco se pueden aceptar acríticamente ciertos planteamientos que interpretan algunos temas centrales de la fe cristiana desde los esquemas de pensamiento propios del budismo zen».
Así, señalan que estos paralelismos llevan frecuentemente a desvirtuar el contenido de la fe, porque olvidan que la «universalidad salvífica de Jesucristo abarca los aspectos de su misión de gracia, de verdad y de revelación».
Además, recuerdan que la meta de la meditación zen es «un estado de quietud y de paz que se alcanza aceptando los acontecimientos y las circunstancias como vienen, renunciando a cualquier compromiso por cambiar el mundo y la realidad». «Por tanto, si con este método la persona se conformara solo con una cierta serenidad interior y la confundiera con la paz que solo Dios puede dar, se convertiría en obstáculo para la auténtica práctica de la oración cristiana y para el encuentro con Dios«, añaden.
También apuntan que «cuando la divinidad y el mundo se confunden y no hay alteridad, cualquier tipo de oración es inútil». En este sentido, apuntan que «frecuentemente» el zen elimina la diferencia entre el propio yo y lo que está fuera, entre lo sagrado y lo profano, entre lo divino y lo creado. «Una energía difusa anima toda la realidad visible e invisible que a veces adquiere fisonomía panteísta. Si en algún momento se alude a la divinidad, no se puede distinguir el rostro personal del Dios cristiano», resumen.