La encuesta que ha publicado este lunes El Mundo es de las que levanta polémica, como lo atestigua la furibunda reacción de Alberto Garzón ante los pobres resultados que da a su coalición con Podemos, y significa un importante cambio de la composición actual. Según un sondeo de Sigma Dos Vox entraría en el Congreso con entre 43 y 45 escaños tras conseguir un 13% de la intención de voto.
Aunque las hipotéticas elecciones las ganaría el PSOE con un 22,6%, sus entre 92 y 96 diputados no le servirían ante un posible pacto tripartito, ya que la encuesta otorga a la suma del PP (70-74), Ciudadanos (66-70) y Vox entre 179 y 189 escaños, el 44,2% de los votos lo que permitiría superar sobradamente la mayoría absoluta de 176 asientos.
El PP de Casado se desplomaría pasando del 33% de los votos que logró en las últimas elecciones con Mariano Rajoy al frente, a un modesto 19,2%. Lo peor del caso es que su diferencia con Vox sería ya de solo 6 puntos porcentuales. La estrategia de Casado de legitimar a Vox parece volvérsele en su contra, aunque también puede considerar que aquella colación puede auparlo al gobierno, aun a expensas de la reducción electoral del partido histórico de la derecha.
Ciudadanos conseguiría mejorar sus resultados, pero sin sobrepasar al PP, con el 18,8%, aunque el margen de error de la propia encuesta y la pequeña distancia que separa a ambos partidos, solo cuatro décimas, puede dar lugar a la situación inversa. Pasaría de sus 32 escaños de hoy a contar con entre 66 y 70. Esta hipótesis de Sigma Dos resulta de las más discutibles puesto que su crecimiento de voto, de 6 puntos porcentuales, hace dudosa aquella previsión, a no ser que coincida en muchas provincias estratégicas, aquellas que con pocos votos y a tenor de los últimos resultados, facilitan alcanzar un nuevo diputado.
La coalición de la moción de censura perdería peso. Unidos Podemos, las fuerzas nacionalistas catalanas y vascas unidas al PSOE no superarían los 167 escaños.
ERC pasaría de los 9 escaños actuales a moverse entre los 12 y los 14, mientras que el PDeCat no podría formar grupo propio.
Unidos Podemos podría perder hasta el 30% de sus representantes. La formación morada conseguiría el 15,8% de las papeletas, perdiendo 5 puntos en relación con 2016, de manera que el grupo parlamentario se quedaría con entre 45 y 47 diputados frente a los 71 actuales. Su orden de magnitud sería semejante a la de Vox al que aventajaría por menos de 3 puntos.
En Catalunya, el sondeo muestra un vuelco de votos entre los partidos independentistas, con ERC ganando la mitad de los votos del PDeCAT. Los republicanos verían aumentar sus escaños y pasarían de los nueve actuales a moverse entre los 12 y los 14. Por el contrario, el PDeCAT se hundiría: recabaría sólo el 1% de los votos y pasaría a contar sólo con entre 2 y 4 diputados de los ocho actuales y no podría formar grupo parlamentario. La suma de ambos colectivos políticos de 16 diputados, como cifra más probable, sería ligeramente inferior a los 17 actuales.
La fragmentación propia de la sociedad desvinculada sería la tónica: Las cinco mayores fuerzas políticas se moverían en un margen relativamente estrecho de votos: del 13% de VOX, al 22% del PSOE, pasando por las posiciones intermedias del PP (19), Ciudadanos (18-19) i Unidos Podernos (16). La diferencia entre una formación y la siguiente se sitúa en los casos de máxima distancia en 3 puntos, muy poco realmente. Hay que apuntar que en las elecciones del 2011 solo CiU alcanzo ya los 16 diputados que unidos a los 3 d’ERC sumaban un total de 19. Aquí la evolución histórica de escaños