De buen principio podemos aprender dos cosas.
La primera, que cuando fue derrotado y después reiteradamente procesado, con los grandes medios de comunicación en contra, el poderoso Hollywood como adversario empedernido, resultaba impensable que pudiera volver a ganar, y menos todavía de una manera tan convincente: 49% de los votos, más de dos millones de diferencia con Harris, victoria en las dos cámaras. Y menos todavía considerando la imagen que trasmiten la mayoría de nuestros medios de comunicación, aunque esto podíamos tomarlo con pinzas.
Para ellos, Reagan era poco menos que un cretino, y está considerado como uno de los buenos presidentes que ha tenido aquel país, que remodeló el escenario político interior e internacional, mientras que a la santificada figura de Obama le dieron el Nobel de la Paz con tres guerras en curso. Su victoria ha sido increíble y es digna de estudio.
La segunda, que su coalición ganadora es una amalgama heterogénea de perdedores, los más, y ganadores económicos, los menos, que Trump ha sabido unir en base tres elementos: la recuperación de “un nuevo destino manifiesto” para el país, presentar alternativa a la hegemonía cultural de la alianza liberal con la progresía de género, y asumir bien los problemas que el ciudadano medio sufría: inflación, pérdida de poder adquisitivo y de puestos de trabajo, y los estragos de la droga – el fentanilo- y de la inseguridad, que muchos vinculan a la inmigración.
Ahora vayamos a lo concreto. ¿Por qué votaron por Trump? Las encuestas del Pew Research Center nos aportan muchas respuestas:
- Trump era el candidato del cambio. En una encuesta de octubre, la mayoría de sus partidarios (86%) dijo que cambiaría Washington
- La economía. Al igual que en 2020, la economía fue el tema más importante para los votantes de Trump este año. En una encuesta de septiembre, el 93% dijo que era muy importante para su voto.
- La inmigración ocupó el segundo puesto, ya que el 82% dijo que era muy relevante. Este fue un aumento sustancial respecto a 2020, cuando era el 61%
- Los temas que fueron mucho menos importantes para los votantes de Trump eran el cambio climático (el 11% dijo que era muy importante), la desigualdad racial y étnica (18%) y el aborto (35%). Es decir, los caballos de batalla y crítica del progresismo no son los que han movilizado mayoritariamente a los votantes del republicano.
- Los partidarios de Trump se unieron en diversos temas culturales en encuestas realizadas a lo largo del año. Entre los cuales, en general, estuvieron de acuerdo:
- El 92% cree que el sexo biológico no es mutable. Solo el 7% dijo que una persona puede ser hombre o mujer, incluso si este es distinto al sexo que le asignaron al nacer.
- El 89% dijo que la posesión de armas hace más por aumentar que por disminuir la seguridad.
- El 83% considera que el sistema de justicia penal no es suficientemente duro con los delincuentes.
- El 75% no cree que la herencia de la esclavitud afecte demasiado o nada a la posición de las personas negras en la sociedad norteamericana actual.
En cada uno de estos temas, la mayoría de los partidarios de Harris expresaron puntos de vista opuestos.
Había dos áreas en las que las posiciones de los partidarios de Trump podrían desafiar a la sabiduría convencional:
- Cuando se les preguntó si los avances que las mujeres han logrado en la sociedad se han producido a expensas de los hombres, la mayoría (71%) dijo no.
- Y algo más de la mitad, el 55%, dijo que la religión debería mantenerse separada de las políticas gubernamentales, aunque esto es aproximadamente 30 puntos porcentuales menos que la proporción de partidarios de Harris que dijeron lo mismo.
Los partidarios de Trump querían un gobierno más pequeño, pero no cambios en la Seguridad Social. Los republicanos y los demócratas han diferido durante mucho tiempo sobre el tamaño y alcance del gobierno, y esto continuó en este ciclo electoral. Por ejemplo, el 72% de los partidarios de Trump dijeron que la ayuda a los pobres hace más daño que bien. Solo el 18% de los partidarios de Harris dijeron lo mismo.
Sin embargo, la gran mayoría de los partidarios de Trump (77%) y Harris (83%) se opusieron a cualquier reducción en el programa de Seguridad Social.
Los partidarios de Trump tenían opiniones especialmente negativas sobre las condiciones nacionales. Un mes antes de las elecciones, sólo el 5% de los partidarios de Trump dijeron que estaban satisfechos con cómo iban las cosas en el país. Y en septiembre, aproximadamente nueve de cada diez (89%) dijeron que estaban muy preocupados por el precio de los alimentos y los bienes de consumo.
Los partidarios de Trump sintieron que entendían sus posiciones políticas antes de las elecciones. En octubre, más de nueve de cada diez partidarios de Trump (94%) dijeron que él había explicado claramente sus políticas para abordar la inmigración ilegal. Grandes mayorías dijeron lo mismo sobre sus políticas en economía y política exterior. El único tema que se quedó un poco atrás fue la atención sanitaria: el 58% dijo saber qué haría si ganaba la carrera.
En septiembre, siete de cada diez partidarios de Trump dijeron que el próximo presidente debería trabajar con el partido opositor en el Congreso. En octubre, una idéntica proporción de partidarios de Trump vio esto como muy o algo probable si Trump ganaba, aunque sólo el 19% dijo que sería muy probable.
Y ésta es la realidad según las encuestas. Trump ganó porque se conectó mejor con la mayoría de lo que aspiran los electores de su país. Todo lo demás son historias.
Trump dejó bien resulto el apoyo de los electores de la batalla cultural, que son una gran minoría militante. Se comprometió con ellos, y además gozaba de la credibilidad de su primer mandato y los cambios introducidos en el Tribunal Supremo, que conllevó el retorno a la competencia de los estados, la decisión sobre el aborto
Esto le permitió concentrarse en la campaña en aquello que guiaba a la mayoría: las cuestiones económicas, sobre la inmigración y la seguridad
Y todo ello junto con un nuevo marco de referencia fiel al pasado, constructor del futuro y absolutamente diferente al discurso del liberalismo progre: Hacer grande América otra vez.