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Monseñor Jesús Sanz denuncia: «Quieren utilizar a los muertos para ganar batallas perdidas»

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Frente al ataque persistente hacía el Valle de los Caídos, Monseñor Jesús Sanz, se ha alzado con claridad y valentía, recordándonos el verdadero significado del Valle y denunciando las intenciones ocultas tras los intentos de manipular la memoria histórica. Puedes leer el texto aquí.

El significado del Valle de los Caídos

Monseñor Sanz recuerda que la grandeza principal del Valle de los Caídos no reside en la magnitud de su arquitectura, sino en la hondura espiritual de su mensaje.

Nos dice con precisión:

Esa inmensa cruz, la más alta que hay en el universo mundo, no es enseña de bandería, no responde a ninguna sigla política, ni es tutora de ideología alguna.»

Con estas palabras desarma la falacia de quienes intentan presentar este lugar como un vestigio de enfrentamiento o de imposición sectaria.

La realidad, tal como él la recuerda, es muy distinta.

El Valle de los Caídos fue concebido como un espacio de reconciliación nacional, donde los muertos de ambos bandos reposan juntos, bajo la sombra de la cruz que simboliza el perdón y la paz.

Lo dice sin ambages: «La Cruz y la Abadía benedictina en el Valle de los Caídos, nacieron como un espacio de encuentro y reconciliación tras el conflicto bélico entre hermanos que tantas vidas se llevó por delante.»

Este enfoque de Monseñor Sanz es crucial: nos está recordando que el Valle no fue nunca un trofeo de victoria, sino un lugar para sanar las heridas de una guerra fratricida.

Pero este propósito de reconciliación está siendo traicionado.

En lugar de respetar el descanso de los que allí yacen, algunos pretenden «utilizar a los muertos para ganar batallas perdidas reabriendo las heridas que tanto nos costaron cerrar como hermanos».

Con esta frase, Monseñor Sanz denuncia con firmeza una actitud irresponsable que no busca la verdad ni la paz, sino azuzar la confrontación con fines partidistas.

Cristofobia

La estrategia de resignificación del Valle de los Caídos se inscribe dentro de una campaña más amplia de hostilidad hacia la memoria cristiana en la historia de España.

Monseñor Sanz advierte que «hay una fijación ideológica beligerante contra la memoria cristiana en torno a esa Cruz en esa Abadía», que pretende imponer una «memoria sesgada y mal llamada democrática», basada no en el reconocimiento sereno de la historia, sino en el resentimiento.

No se trata únicamente de la reinterpretación de un monumento; es un ataque frontal a la presencia pública de la fe católica, a sus símbolos y a su papel en la construcción de una sociedad reconciliada.

Así lo denuncia Monseñor Jesús Sanz: «El alarde de un calculado ataque a esa cruz tan visible y significativa se hace en aras de una falsa equidistancia para no irritar a los que no son cristianos, enarbolando la neutralidad religiosa desde un impositivo laicismo que erradica nuestra historia.»

La manipulación del Valle de los Caídos busca también distraer a la opinión pública de problemas más urgentes que afectan a nuestra sociedad: la corrupción, la malversación, la quiebra de la justicia.

Es, como señala Monseñor Sanz, una «cortina de humo más cuando son otros los quebraderos de cabeza judiciales que en torno a la corrupción de gente muy cercana con sus vínculos familiares, prevaricaciones calculadas, malversación de fondos públicos».

Una vez más, se instrumentaliza la memoria para desviar la atención de la realidad.

Frente a esta ofensiva ideológica, la respuesta de Monseñor Jesús Sanz es clara: mantener viva la misión del Valle de los Caídos como lugar de oración y reconciliación.

La comunidad benedictina que allí reside eleva cada día sus plegarias para que en España la justicia y la paz se abracen. Como dice el salmista que él mismo cita: «La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan» (Sal 85). La Cruz nos lo recuerda, los monjes lo cantan.»

Este es el mensaje que debemos defender y proclamar sin miedo: el Valle de los Caídos no es un campo de batalla política, sino un santuario de perdón, donde los caídos de ambos bandos descansan juntos y donde la oración por España se eleva constante y sincera.

Frente a quienes intentan profanar este lugar con la mentira y la manipulación, las palabras de Monseñor Sanz nos reafirman en la verdad: la Cruz del Valle no responde a ningún partido, sino al mandato eterno de Cristo de amar y reconciliar a todos los hombres.

el Valle de los Caídos no es un campo de batalla política, sino un santuario de perdón, donde los caídos de ambos bandos descansan juntos y donde la oración por España se eleva constante y sincera. Compartir en X

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