(Right to Life News) Una mujer canadiense discapacitada, a la que se le había aprobado su solicitud de suicidio asistido tras no poder permitirse una vivienda adecuada, ha suspendido su solicitud de suicidio asistido tras recibir miles de dólares en donaciones para acceder a una vivienda más adpatada a sus necesidades.
La mujer de 31 años, conocida como Denise, padece Sensibilidad Química Múltiple (SQM), que le provoca sarpullidos, dificultad para respirar y dolores de cabeza inhabilitantes. Anteriormente había solicitado y recibido la aprobación para el suicidio asistido «esencialmente debido a la suma pobreza en que vivía», como ella misma dijo.
Denise no había podido permitirse la vivienda que necesitaba para aliviar su enfermedad y había solicitado acabar con su propia vida.
Sin embargo, al conocerse el caso, se puso en marcha una campaña de GoFundMe por parte de ciudadanos que ha conseguido más de 65.000 dólares en donaciones de casi mil desconocidos. Ahora Denise ha podido encontrar un alojamiento temporal que mejora sus síntomas.
«Es… alucinante e inspirador», dijo Denise, en una entrevista telefónica con CTV news.
«Son desconocidos que dicen que no quieren que esto ocurra. Incluso me cuesta encontrar las palabras».
«Ya no me centro sólo en la supervivencia. Mentalmente, tengo más claro que hay que poner las cosas en su sitio para tener una vida más vivible».
Actualmente está buscando una vivienda subvencionada a largo plazo que pueda satisfacer sus necesidades y, aunque ha suspendido su solicitud de suicidio asistido, no la ha retirado totalmente.
Se plantean serias dudas sobre la ley de eutanasia en Canadá
Una de las doctoras de Denise, la Dra. Riina Bray, directora médica de la Clínica de Salud Medioambiental del Women’s College Hospital de Toronto, dijo que el «sufrimiento irremediable» que la calificaba para una muerte médicamente asistida era solucionable.
Dijo que este caso indica que «estos pacientes pueden volver fácilmente al bienestar si se les da el entorno adecuado para vivir. Es una ecuación sencilla».
Denise y sus partidarios plantean ahora serias dudas sobre cómo se aplican las leyes de suicidio asistido y eutanasia.
Denise dijo que los médicos que le ofrecieron el suicidio asistido hablaron de su sufrimiento, no de soluciones: «Durante la evaluación, se habló muy poco de los servicios que tenía, de lo que necesitaba para alcanzar algún nivel de normalidad. No se ofreció nada en términos de apoyo».
«Pedimos una investigación …. sobre los médicos que aplican indebidamente la legislación (MAID)», dijo David Fancy, profesor de la Universidad de Brock y uno de los defensores de Denise.
Ampliación de la ley de eutanasia
La eutanasia es legal en Canadá desde 2016. Sin embargo, en 2019, tras la eutanasia de Alan Nichols, un antiguo cuidador de escuela que estaba físicamente sano pero luchaba contra la depresión, se eliminó el requisito legal de que una persona tuviera una enfermedad terminal antes de la administración de la eutanasia.
El Segundo Informe Anual sobre la Asistencia Médica para Morir en Canadá 2020 señala que las muertes por eutanasia y suicidio asistido representan el 2,5% de todas las muertes en Canadá.
El proyecto de ley C-7, que el Parlamento canadiense aprobó en marzo de 2021, amplió aún más la legislación sobre la eutanasia a las personas con discapacidad y con problemas de salud mental, mayores de dieciocho años.
En 2018, Roger Foley, un hombre con una enfermedad neurológica crónica, grabó al personal del hospital ofreciéndole un suicidio asistido a pesar de que tenía claro que quería asistencia para vivir en casa y no para acabar con su vida.
En 2020, una anciana en Canadá se sometió a la eutanasia para evitar tener que vivir otro encierro de COVID-19.
La eutanasia en Canadá será legal sólo por motivos de enfermedad mental en marzo de 2023.
La portavoz de Right To Life UK, Catherine Robinson, ha declarado: «Esta historia ilustra una de las muchas dificultades de la legislación sobre eutanasia y suicidio asistido. Se basa en la idea de que hay un sufrimiento que no se puede superar, que no se puede aliviar, que no hay esperanza. Pero eso no es cierto».
«A las personas como Denise, o a las que sufren de otras maneras, no se les debe decir que no tienen esperanza. Hay que ofrecerles la ayuda mental, física, espiritual, emocional y económica que necesitan para vivir y prosperar. Sean cuales sean sus problemas, la muerte no es la respuesta».