El Papa Francisco, en su estancia en Irak, expresó no solo la posición de los cristianos, sino la posición de todo hombre verdaderamente religioso, al que le repugna la instrumentalización del nombre de Dios. Un rechazo explícito en la Declaración sobre la Fraternidad Humana firmada junto al imán de la universidad sunní de Al Azhar.
También se recordaba que en la época de Sadam Hussein, antes de la invasión estadounidense, había 1.300.000 cristianos en Irak, ahora solo quedan 300.000. Desde que el ISIS fue derrotado ha habido una operación para intentar ayudarles a retornar. Han vuelto solo la mitad.
Muchos de ellos tienen miedo de sus vecinos y del ISIS que todavía existe. Los cristianos son gente de paz, una minoría indefensa. Una minoría que puede hacer mucho por el futuro de Irak.