El proyecto de ley de educación anunciado por la ministra del ramo, confirma lo que previamente se había aireado a propósito de la clase de Religión. La asignatura será de oferta obligada en el ciclo educativo, naturalmente los alumnos la elegirán libremente, y no se ofrecerá alternativa para quienes no quieran estudiarla. La calificación no computará para la obtención de becas ni para la nota media que cuenta para el acceso a la Universidad. Una asignatura que no computa es una asignatura devaluada.
Es evidente que el Gobierno no valora adecuadamente la aportación de esta asignatura a la formación integral de los alumnos, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de países europeos. Además, esta disposición contradice lo establecido por los Acuerdos entre España y la Santa Sede. Como ha dicho el nuevo Secretario General de la CEE, si hay algo que renovar lo lógico es hablarlo antes de tomar una decisión. Esperemos que del diálogo salga la luz.