El aumento de gasto tiene un claro objetivo electoral. Se basa también en una teoría de política que argumenta que ante la ralentización del crecimiento hay que incrementar los estímulos, pero muchos de los gastos que se han comprometido durante la precampaña y la campaña no pueden considerarse estímulos. Y en este momento los efectos negativos de la incertidumbre que generan unas cuentas desequilibradas y el aumento de deuda neutralizan los posibles efectos positivos.
El Banco Central da también un toque de atención a la demagogia en las pensiones. Reclama que se continúe con las reformas y critica que se haya dado marcha atrás. Las medidas aprobadas y prometidas por el Gobierno de Sánchez en pensiones son una caso claro de esa marcha atrás en las reformas de las que habla el BCE.