Acaba de aparecer una novela que, como mínimo, llama la atención. La firma Eleanor Bourgh Nicholson y se titula Un hábito sangriento. Y su portada nos trae a la cabeza de inmediato a nuestro querido Padre Brown.
Si además alguien tan solvente como Joseph Pearce ha escrito que es “Una mezcla entre Drácula y El exorcista, escrita con el talento literario de la primera y la sensibilidad católica de la segunda”, uno no puede hacer otra cosa que abalanzarse sobre esta novela.
Un hábito sangriento: ¿Su argumento?
Nos situamos en el Londres de los primeros meses del siglo XX. Cuando John Kemp, un joven y escéptico abogado, conoce en un tren a un fraile dominico de aspecto apacible, no puede imaginar que bajo el hábito blanco y negro se esconde un implacable cazador de vampiros. Pronto necesitará de su ayuda: una serie de sanguinarios asesinatos sacude el Londres victoriano y obliga a la improbable pareja a combatir juntos la amenaza de los no muertos.
Aderezada con una dosis generosa de reflexión teológica y de humor, esta novela de terror se aproxima al abismo del mal sin mojigaterías y con una visión netamente católica. La trama, en un curioso juego literario, dialoga con el Drácula de Bram Stoker y, siempre desde la admiración, se atreve a corregir algunos de sus planteamientos.
Lo dicho, no se necesita mucho más para saber que estamos ante una novela que nos podemos perder.