Hace ahora 15 años que Jack Dorsey, un joven ingeniero de carácter difícil, publicaba el primer tuit.
Sin duda, Twitter ha contribuido en algunos supuestos a que recibamos información rápida y a que estemos más interconectados. Pero no se puede construir una leyenda rosa de esta red social afirmando que ha servido para desarrollar una conversación planetaria mucho más fluida, en la que todo el mundo puede exponer su punto de vista.
En muchas ocasiones se convierte en fuente de propagación de noticias falsas, y otras en una plataforma para la propagación del discurso del odio.
La cancelación de la cuenta de Trump, conozco casos de cuentas canceladas por motivos menos claros, abrió el debate sobre si una empresa podía o no ponerle límites a la libertad de expresión. La utilización geoestratégica de cuentas fantasma movidas por robots, para operaciones como las que realiza Rusia, ha convertido esta red social en una herramienta que puede desestabilizar.
Los más críticos señalan que Twitter ha contribuido a que tengamos menos calidad democrática.