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La victoria de Trump y el impacto de los supuestos derechos transgénero en las elecciones de Estados Unidos

Libertades

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Aunque Trump iba liderando en los temas clave de la economía y la inmigración, su equipo decidió hacer una fuerte apuesta al lanzar anuncios enfocados en la postura de su oponente, Kamala Harris, sobre el uso de fondos públicos para cirugías de reasignación de género a reclusos transgénero.

Este tema, aparentemente aislado, se volvió un foco que polarizó aún más al electorado.

El debate en el centro de la campaña

Una semana después de un importante debate en septiembre, Trump comenzó a invertir sumas considerables en un anuncio de televisión en el que utilizaba un fragmento de Harris de 2019, donde ella afirmaba que todos los reclusos transgénero del sistema penitenciario deberían tener acceso a cirugías de reasignación de género financiadas por los contribuyentes.

El mensaje del anuncio era claro y directo: «Kamala está con ellos/elles; el presidente Trump está contigo».

Esta estrategia, aunque arriesgada, se probó en el equipo de campaña de Trump, quienes se sorprendieron al ver la efectividad del mensaje.

Los anuncios calaron hondo en el electorado y provocaron reacciones de figuras como Charlamagne Tha God, un influyente presentador de radio que, al expresar su frustración en antena, ofreció al equipo de Trump material adicional para otro anuncio.

Según un análisis de Future Forward, principal comité de acción política de Harris, esta estrategia cambió la contienda en un 2.7% a favor de Trump después de que los anuncios fueran vistos durante populares partidos de fútbol americano.

Estrategia dirigida a públicos claves

Estos anuncios antitransgénero tocaban una de las principales líneas de ataque de Trump: presentar a Harris como «peligrosamente liberal».

Su equipo sabía que este enfoque podría resonar especialmente entre sectores demográficos estratégicos. Los anuncios fueron particularmente efectivos entre hombres negros y latinos, que mostraron mayor receptividad al mensaje, así como entre mujeres blancas moderadas de los suburbios, que podían sentirse preocupadas ante la idea de ver deportistas transgénero en deportes femeninos.

Este grupo de mujeres de los suburbios también era objetivo clave de la campaña de Harris, quien intentaba movilizarlas con anuncios centrados en temas de aborto y derechos reproductivos.

No obstante, la narrativa de Trump, que mostraba a Harris como defensora de políticas radicales, logró sembrar dudas en estos sectores, presentándola como alguien fuera de la corriente dominante.

Respuesta complicada del equipo de Harris

Para los demócratas, los anuncios de Trump fueron un golpe difícil de contrarrestar. A pesar de las sugerencias de figuras prominentes como Bill Clinton, quien expresó la necesidad de responder con un mensaje claro, el equipo de Harris tuvo problemas para articular una respuesta efectiva. Internamente, el equipo probó anuncios como respuesta directa al eslogan de «ellos/elles», pero estos mensajes no dieron buenos resultados y finalmente no se publicaron.

A lo largo de la contienda, el equipo de Trump continuó utilizando anuncios que mostraban a Harris en situaciones que buscaban retratarla como una figura poco seria y fuera de la corriente principal, incluyendo imágenes de ella bailando o riendo en un tono ligero.

La campaña de Trump consiguió transmitir que Harris no solo era  «radical», sino que también parecía «poco seria» y «fuera de lugar», reforzando la narrativa de que ella no era una alternativa sólida frente a los retos del país.

Impacto final

La campaña de Trump, centrada en temas culturales y valores fundamentales, logró movilizar a un segmento del electorado que temía las políticas progresistas sobre identidad de género y otros cambios sociales promovidos por los demócratas.

Al presentar el tema de los derechos transgénero como una amenaza a la estructura social tradicional, Trump consolidó el apoyo de votantes conservadores y sectores que, de otra manera, podrían haber estado menos motivados para votar.

El resultado fue una victoria que reafirma el poder de temas culturales divisivos en el ámbito electoral y destaca cómo una estrategia de polarización puede ser decisiva.

La elección de Trump demostró que, en una sociedad profundamente dividida, los temas culturales pueden inclinar la balanza en favor de un candidato.

En última instancia, la campaña de Trump consiguió que estos anuncios, junto con otros sobre economía e inmigración, definieran la elección como una batalla entre visiones culturales opuestas, consolidando su victoria al posicionarse como el defensor de los valores fundamentales en una sociedad cada vez más polarizada.

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