En un giro inesperado pero perfectamente alineado con su estilo provocador, el presidente electo Donald Trump ha nombrado a Elon Musk y Vivek Ramaswamy para liderar el recientemente creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
La noticia, anunciada el pasado martes en Truth Social, ha sorprendido a muchos pero no ha dejado indiferente a nadie.
El objetivo declarado por Trump: desmantelar la burocracia gubernamental, reducir el exceso de regulaciones y expulsar el despilfarro masivo y el fraude del gobierno estadounidense antes del 4 de julio de 2026.
Elon Musk y la cruzada contra la ineficiencia
Elon Musk, conocido por su irreverencia y audacia empresarial, ha sido un crítico acérrimo de la ineficiencia gubernamental. Con su estilo directo, ha advertido en reiteradas ocasiones sobre el riesgo de bancarrota del país si no se controla el gasto excesivo.
Para Musk, la deuda creciente de Estados Unidos, que ha alcanzado los 35,46 billones de dólares, no es solo un problema numérico: es una amenaza existencial. El martes, Musk recordó que el presupuesto de defensa de Estados Unidos asciende a un billón de dólares, mientras que los intereses sobre la deuda son incluso superiores. «Esto no es sostenible», dijo, subrayando la necesidad de un Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Musk se ha comprometido a que todas las acciones de DOGE serán publicadas en línea, asegurando una transparencia sin precedentes. «Cada vez que el público piense que estamos recortando algo importante o no recortando algo derrochador, háganoslo saber», declaró.
Esta actitud abierta es un intento de involucrar a la ciudadanía en el proceso, un movimiento arriesgado pero que parece alineado con la filosofía empresarial de Musk, que ha mostrado su habilidad para racionalizar estructuras complejas, como lo hizo con Twitter, ahora conocida como X.
Vivek Ramaswamy: el toque tecnocrático
Por otro lado, Vivek Ramaswamy, empresario y excandidato presidencial republicano, también ha hecho de la eficiencia gubernamental y la reducción de la burocracia sus banderas.
Tras su nombramiento en DOGE, Ramaswamy expresó su apoyo a una «reducción masiva» de las agencias federales, dejando claro que eliminar la maraña burocrática no es solo una cuestión de preferencia política, sino un mandato legal.
Ramaswamy citó una reciente decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos que establece que las agencias no pueden decidir cuestiones de gran importancia económica o política sin una autorización clara del Congreso. Esta perspectiva legalista añade un carácter tecnocrático al proyecto, en el que la burocracia no solo se percibe como ineficaz, sino también como algo que debe ser reformado desde su base legal.
Una misión con fecha límite: el 4 de julio de 2026
Trump ha marcado una fecha límite simbólica: el 4 de julio de 2026, el 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos. Para entonces, Musk y Ramaswamy deberán haber logrado «expulsar el despilfarro masivo y el fraude» del gobierno.
La tarea no es pequeña; el presupuesto gubernamental alcanza actualmente los 6,5 billones de dólares anuales, y la Oficina de Responsabilidad Gubernamental estima que alrededor de 247.000 millones de dólares se desperdician cada año debido a gastos ineficientes.
Adicionalmente, el Departamento del Tesoro ha informado de 24.500 millones de dólares en «transacciones no conciliadas», es decir, movimientos de dinero de los que no se conoce el origen o destino exacto.
Para Trump, la creación de DOGE representa una nueva forma de abordar el problema del gigantismo gubernamental. En palabras del propio presidente electo, esta agencia proporcionará «asesoramiento y orientación desde fuera del gobierno» y se asociará con la Casa Blanca y la Oficina de Administración y Presupuesto para impulsar una reforma estructural a gran escala. El objetivo es aplicar un «enfoque empresarial para el gobierno nunca antes visto». Es una meta ambiciosa, pero la elección de Musk y Ramaswamy parece hecha a medida para enfrentar el desafío con una mezcla de innovación tecnológica y audacia política.
El escepticismo ante la iniciativa
Como era de esperar, la noticia ha provocado reacciones encontradas. Por un lado, los seguidores de Trump ven en este movimiento una respuesta directa y necesaria a lo que perciben como un problema crónico de la administración pública: la ineficiencia y el despilfarro.
Sin embargo, los críticos de Trump no tardaron en cuestionar la idoneidad de esta medida. Argumentan que, a pesar de las habilidades empresariales de Musk y Ramaswamy, el gobierno no puede ni debe ser gestionado como una empresa. La administración pública implica responsabilidades sociales y democráticas que van más allá de los objetivos de eficiencia económica. El recorte de regulaciones y la reducción de agencias podrían, advierten, tener consecuencias negativas para los más vulnerables, quienes dependen de ciertos servicios que el gobierno federal proporciona.
Un experimento sin precedentes
En definitiva, la creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental es un experimento sin precedentes en la historia reciente de Estados Unidos. Nunca antes un presidente había decidido convocar a dos outsiders con un perfil tan disruptivo para liderar una reforma gubernamental de semejante magnitud.
Musk y Ramaswamy, cada uno a su manera, representan un enfoque radicalmente diferente sobre cómo el gobierno debe operar: menos burocracia, más eficiencia, más transparencia. Si tendrá éxito o no, es algo que solo el tiempo podrá revelar. Pero lo que está claro es que, al menos por ahora, Trump ha logrado una vez más captar la atención de todos, y posicionar su administración entrante como algo dispuesto a romper moldes.
1 Comentario. Dejar nuevo
Hay que separar muy claramente los intereses empresariales de los del estado, que debe ocuparse del bien común. Que multimillonarios como Musk o el mismo Trump gobiernen y administren el estado es muy mala cosa. Crea, como mínimo, un gigantesco y nunca visto conflicto de intereses.