La salud mental de menores transgénero no mejora con cirugías, según un estudio finlandés reciente. El estudio sugiere que proporcionar medicamentos o cirugías transgénero a adolescentes no aborda eficazmente los problemas de salud mental sufridos por jóvenes que luchan con su identidad de género.
El estudio examinó las tasas de mortalidad, incluidos los suicidios, entre finlandeses menores de 23 años que buscaban ayuda psiquiátrica por preocupaciones sobre su identidad de género desde 1996 hasta 2019. Se destacó que los jóvenes que acusan problemas con la identidad de género a menudo tienen otras heridas psicológicas subyacentes.
La investigación no encontró una reducción estadísticamente significativa en los suicidios entre adolescentes que se sometieron a reasignación de género médica a través de intervenciones hormonales o quirúrgicas.
Este estudio surge en un momento en que los legisladores en países occidentales, incluidos los Estados Unidos, debaten si los niños que se identifican como transgénero deben tener acceso a medicamentos para bloquear la pubertad, terapia hormonal transgénero y cambios de sexo quirúrgicos. Los partidarios a menudo afirman que el acceso a tales medicamentos y procedimientos quirúrgicos evitará el suicidio. Los opositores a menudo rechazan esa caracterización y advierten contra procedimientos irreversibles que cambian la vida de menores que podrían lamentar en última instancia.
En algunos países europeos como Finlandia y el Reino Unido, solo los adultos son elegibles para cambios de sexo quirúrgicos. En Suecia y los Países Bajos, los menores no pueden someterse a cirugías genitales, pero los adolescentes pueden tener cirugías de pecho una vez que cumplen los 16 años. Menos de la mitad de los estados de EE. UU. actualmente prohíben las cirugías transgénero para menores, pero el número de estados que prohíben estos procedimientos ha aumentado significativamente en los últimos años.
En España, la Ley de Identidad de Género permite cambios legales a partir de los 16 años.
La investigación, publicada en la revista BMJ Mental Health llega a la conclusión de que » la reasignación de género no es necesaria para prevenir el suicidio», según escribieron los investigadores en el estudio. «Tampoco se ha demostrado que la reasignación de género reduzca incluso la idea suicida, y la idea suicida no equivale al riesgo real de suicidio».
«La comorbilidad psiquiátrica también es común en esta población», argumentan los científicos. «Por lo tanto, el riesgo de suicidio relacionado con la identidad transgénero y/o la disforia de género per se puede haber sobreestimado».
Los investigadores también reconocieron las limitaciones de su estudio, señalando que los individuos estudiados eran jóvenes y probablemente requerirían períodos de seguimiento de varios años para aprender más. Además, observaron que el aumento en los adolescentes que buscan medicamentos y cirugías transgénero ha ocurrido principalmente en la última década.
Este estudio no solo plantea preguntas importantes sobre la efectividad de las intervenciones transgénero en la salud mental de los adolescentes, sino que también destaca la necesidad de abordar los problemas subyacentes de salud mental en lugar de optar por procedimientos médicos irreversibles como primera línea de tratamiento.
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“observaron que el aumento en los adolescentes que buscan medicamentos y cirugías transgénero ha ocurrido principalmente en la última década.”
Claro, porque es lo único que les ofrecen como tratamiento a sus problemas de salud mental.
Por otro lado, la ideología de género, instaurada como un dogma de Estado en estos países, ha determinado unas leyes que a su vez crean una mentalidad social en la que género y sexo se perciben como disociados. Por eso han aumentado, casi a niveles pandémicos, las disforias de género entre niños y adolescentes, a quienes se ha puesto en la disyuntiva de tener que discernir el género que sienten, o de escoger el género que quieren, lo cual es neurotizarlos.
La anorexia, que es también un problema de identificación mental con el propio cuerpo, se trata como una enfermedad mental. ¿Por qué la disforia de género se diagnostica como un problema corporal? Porque así lo impone esa tiranía de género que de forma absurda, irracional i anticientífica se ha impuesto en la sociedad por medio de las leyes Trans. Leyes que se protegen a sí mismas tachando de transfobia e incitación al odio cualquier crítica que amenace con dejar al descubierto el daño que están haciendo entre los menores.
Los adultos, allá se las apañen con sus cambios de sexo, pero lo que se está haciendo con los menores es imperdonable. Porque se presenta como un progreso lo que es otro paso en la deconstrucción ontológica del ser humano. Deconstrucción que es pura negación disimulada en afirmaciones falaces de libertad, diversidad y respeto. Una vez más, nos encontramos ante una demoníaca destrucción.