El trastorno de la integridad corporal es una condición psiquiátrica inusual en la que se experimenta una sensación de no estar en armonía con el propio cuerpo. Sin embargo, esta problemática no se limita a la ideología de género, sino que abarca situaciones en las que una persona cree tener una discapacidad física que en realidad no posee, como la parálisis o la ceguera. ¿Después de que la nueva Ley Trans no contemple la transexualidad como disforia, será el momento de aceptar que estas personas no sufren un problema? Son las consecuencias de romper la lógica biológica.
La historia es sorprendente, recientemente, una mujer llamada Jewel Shuping ha protagonizado un caso peculiar. Esta ciudadana estadounidense de 30 años, originaria de Carolina del Sur, ha vivido sintiéndose ciega a pesar de tener una visión perfectamente funcional. Desde su infancia, Shuping anhelaba no tener la capacidad de ver. Finalmente, ha logrado hacer realidad esa aspiración al arrojarse líquido desatascador en la cara, lo cual ha resultado en la pérdida permanente de la vista debido a la quemadura ocasionada.
Para su familia, este suceso no ha sido una sorpresa. Desde temprana edad, Jewel solía caminar por los pasillos a oscuras durante la noche. En muchos días, cerraba los ojos y exploraba su vecindario utilizando únicamente el oído y el tacto. Sin embargo, parece que estos juegos ya no eran suficientes y ha decidido llevar las cosas un paso más allá.
A pesar de haber recibido ayuda psiquiátrica a lo largo de su vida, Jewel confesó a Fox News que en los últimos meses ha contado con un tipo de apoyo muy distinto. Según relató, alguien le ha asistido en la ejecución de su plan delirante, suministrándole medicamentos calmantes para reducir el dolor mientras se aplicaba el líquido corrosivo en los ojos.
El ridículo de la Ley Trans abre espacios como la discusión de si la situación de Jewel es legítimamente razonable. La respuesta debe ser, no.
1 Comentario. Dejar nuevo
Los argumentos al uso para legitimar el deseo transexual y darle cobertura legal y satisfacción clínica valen para todo. ¿Por qué tan solo el cambio de sexo? No seamos excluyentes. A esta mujer deberían haberla cegado en un quirófano, con todas las garantías médicas para evitarle sufrimiento y complicaciones.
Pero si el que una persona desee estar ciega para no ver nos parece una forma de locura, igual que si desea amputarse la lengua para no hablar, el deseo de cambiar de sexo es otra forma de locura. Que se haya perpetrado una ley que lo promueve, dejando sin el tratamiento psicológico adecuado a las personas afectadas e incluso prohibiéndolo, es una barbaridad de la que los políticos responsables deberán rendir cuentas por el daño que están favoreciendo.