The Economist ha sido portavoz durante mucho tiempo de la ideología de género y, en concreto, de la defensa de unos supuestos derechos de los transexuales a participar en competiciones diferentes a las de su sexo biológico.
La discriminación que esto supone para las mujeres es tan evidente que, finalmente, parece que The Economist se ha rendido a la evidencia y asume que este supuesto derecho es una grave injusticia.
Podemos leer en The Economist:
«El pasado 9 de octubre, World Rugby, el órgano rector mundial del rugby, anunció que prohibiría a las mujeres transgénero -personas nacidas de sexo masculino, pero que se identifican como mujeres- participar en competiciones internacionales femeninas.
La decisión provocó la condena de algunos sectores y el elogio de otros… Esta decisión pone a World Rugby en desacuerdo con el Comité Olímpico Internacional (COI), cuyas reglas permiten que las mujeres trans compitan en competiciones olímpicas femeninas, y con varios otros deportes que han seguido la guía del COI.
Los deportistas trans han tenido éxito en deportes como el levantamiento de pesas, el ciclismo y el atletismo. Sin embargo, la decisión de World Rugby de excluirlas fue la correcta. Otros deportes deberían seguir su ejemplo.»