El devastador terremoto en Marruecos sacudió la noche del 8 al 9 de septiembre, dejando un dramático saldo que supera las 2.000 víctimas y al menos 2.000 heridos, 1.400 de ellos en estado grave. Las zonas rurales alrededor del epicentro del terremoto, situado a 70 kilómetros de Marrakech, han sido particularmente afectadas con el derrumbe de muchas casas construidas con ladrillos de barro.
Tras el rezo del Ángelus del domingo 10 de septiembre, el Papa Francisco expresó su cercanía y solidaridad con Marruecos. «Estamos cerca del pueblo marroquí», enfatizó, al tiempo que agradeció a los socorristas y todos los que trabajan arduamente para aliviar el sufrimiento de la población afectada. Además, en un telegrama firmado por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, el Pontífice transmitió su «dolor» y «comunión orante» con las víctimas del sismo.
Ante la magnitud del terremoto en Marruecos, la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) ha anunciado una donación de 300.000 euros como «forma inmediata de ayuda». Diversas organizaciones, como la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, se encuentran en una carrera contra el tiempo para salvar a las personas atrapadas entre los escombros, indicando que las próximas 24-48 horas serán cruciales en los esfuerzos de rescate.
Además, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) destacó que más de 300.000 personas en Marrakech y sus alrededores necesitan ayuda urgente y está preparada para asistir al gobierno marroquí en sus esfuerzos.
Este seísmo de 6,8 grados en la escala de Richter ha sido el más intenso en la historia de Marruecos, causando daños en monumentos históricos de Marrakech, como el minarete de una mezquita en la plaza Jamaa el Fna y el campanario de la iglesia católica del barrio de Gueliz.
Con las réplicas aún presentes, como el terremoto de magnitud 4,5 registrado la mañana del 10 de septiembre, se insta a la población a mantener precauciones y a la comunidad internacional a unirse en solidaridad con el pueblo marroquí en estos tiempos de crisis.
La Iglesia católica se ha movilizado
En declaraciones a Vatican News sobre terremoto en Marruecos, el cardenal Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat, expresó su compasión, «especialmente hacia las familias que están de luto y los que han perdido sus casas». El cardenal español, que recibió al Papa Francisco en 2019, también hizo un llamamiento a todos los católicos para que expresen su solidaridad con el pueblo marroquí. «pido solidaridad, aunque nosotros somos una pequeña iglesia y no tenemos muchos recursos, llamo a todos los cristianos de la diócesis y del mundo entero a expresar la solidaridad efectiva a través de algún don y a través de las caritas diocesanas nacionales de cada país para poder ayudar en la medida de lo posible«.
El cardenal español también pide al Señor que esta circunstancia negativa de una catástrofe natural “nos ayude a cambiar nuestro corazón para que sea un corazón misericordioso, solidario y dispuesto siempre a venir en ayuda de aquellos que están sufriendo por cualquier causa”.
Sin embargo, no ha sido el único que ha expresado su compromiso, en las últimas horas han llovido numerosos mensajes de solidaridad, especialmente de los países de la Unión Europea, China y Estados Unidos. Se han prometido donaciones, y está previsto que personal de socorro, especialmente de España, visite las zonas afectadas.