Una Navidad más, asistimos a una nueva entrega de la saga de Star Wars. En este caso una serie titulada “La tripulación perdida” que ha recibido buenas críticas como historia para toda la familia.
Los comentaristas la han querido comparar a la popular película de los años ochenta “Los Goonies”. Relata la vida idílica de unos niños en una sociedad pacífica que, por accidente, saltan al espacio dominado por piratas donde un Jedi les guía en la gran aventura. El componente vocacional de la historia nos remite casi más a La historia interminable. La idea de un lugar pacífico del que salir a problemas reales aunque lejanos, recuerda también a la comarca de los hobbits de Tolkien.
Sobre la historia fantástica de las galaxias se ha dicho de todo, habiéndose producido diferentes lecturas políticas, filosóficas, e incluso religiosas. Estas últimas, sin embargo, se han centrado más en la doctrina moral que en la teología espiritual que podría estar expresando con sus creaciones de fantasía la saga Star Wars. Creo que prestar algo de atención a este aspecto puede resultarnos interesante, y dar una guía para que catequistas o educadores puedan utilizar la saga como instrumento de evangelización.
Por ello, creo que podemos destacar algunas cosas interesantes de la eclesiología y de la espiritualidad que muestran los personajes de Star Wars y sus acciones.
Y es que desde un principio (tomemos como inicio el episodio IV o el I), se deja claro que en el mundo hay personas que viven como pueblo unido en la fuerza y por la fuerza y personas que no (cfr. Catecismo 781, cuando habla del pueblo de Dios). De las que viven en esa fe en la fuerza, que actúa en ellos, algunas en particular son Jedi, de modo que tienen el poder de utilizar la fuerza de un modo especial.
Desde el episodio I se muestra que los Jedi son célibes, lo cual les permite una unión con la fuerza más intensa si cabe, y les dota de ciertas funciones de cuidado (forman un orden, en el sentido del orden sacerdotal católico –Catecismo 1537-) y de ciertos dones en beneficio de la comunidad (paralelismo evidente con los carismas, C799). Unos dones que no les son exclusivos: personajes como Han Solo (con una impresionante “confesión de fe” al atardecer de la vida en “El despertar de la fuerza”), la pirata convertida en posadera Maz Kanata (episodio VII) o Chirrut Imwe (el ciego de Rogue One, la entrega del pasado inverno) participan de la fuerza en otro orden y también tiene ciertos dones (de modo que se produce como una participación tanto de Jedi como de fieles en la fuerza, en el sentido del sacerdocio común y ministerial, C 1546 y 1547).
Además de esta simbolización del pueblo unido a la fuerza, es interesante ver la vida interior que se muestra de los Jedi. La Iglesia nos enseña que la oración tiene tres expresiones: vocal, meditativa y contemplativa (C2700-2724).
En los primeros episodios, se hace especialmente intensa la segunda de ellas. Si “la meditación es, sobre todo, una búsqueda” de modo que “el espíritu trata de comprender el porqué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y responder a lo que el Señor pide” (C2705), es evidente que los Jedi meditan, y que dicha meditación es especialmente compleja en la persona de Anakin Skywalker en los episodios I y II, el cual vive un combate interior.
Combate que bien se resume en palabras de la Iglesia cuando dice que “los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de Cristo, así como la Madre de Dios y los santos con Él nos enseñan que la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las astucias del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su Dios” (C2725).
Respecto de dicho combate, la Iglesia señala como obstáculos para la oración (C2726-28) las concepciones erróneas sobre la misma, las mentalidades del mundo, y los fracasos pasados. Mentalidades del mundo que “nos invaden si no estamos vigilantes”, señalándose como ejemplos creer que “lo verdadero sería sólo aquello que se puede verificar por la razón y la ciencia (ahora bien, orar es un misterio que desborda nuestra conciencia y nuestro inconsciente); es valioso aquello que produce y da rendimiento (luego, la oración es inútil, pues es improductiva); el sensualismo y el confort adoptados como criterios de verdad, de bien y de belleza (y he aquí que la oración es “amor de la Belleza absoluta” [philocalía], y sólo se deja cautivar por la gloria del Dios vivo y verdadero)”.
Anakin se va dejando llevar por un tentador (el Lord Sith), que le aparta, y que se aprovecha de la mentalidad del mundo, pidiendo verificaciones, confort, rendimiento… más allá de lo que corresponde a la fuerza.
Para este combate de Jedi, la saga muestra también que hay unos medios.
Al igual que la Iglesia señala a la familia, los ministros ordenados, los religiosos, la catequesis, los grupos y los directores espirituales como servidores de la oración (C2685-2690), la saga muestra que dicho combate de la meditación, los Jedi y el pueblo no lo hacen solos: se ayudan unos a otros, y recurren especialmente a “ciertos fieles” con “dones de sabiduría, de fe y de discernimiento dirigidos a este bien común que es la oración (dirección espiritual)” (C2690).
Las conversaciones de Anakin con el maestro Yoda sobre sus sueños (episodio II), las que Luke mantiene con Kenobi o el mismo maestro durante su formación (ep. V), las conversaciones de maestros entre si (ep. I, II, III), o las múltiples conversaciones de los Jedi con personajes varios durante la saga son expresiones de este servicio de acompañamiento (que por cierto es puesto muy en valor por la Iglesia para los jóvenes en el documento del Sínodo).
Junto a la meditación y a ese combate, podríamos reparar en que tampoco es extraño ver expresiones de oración vocal y contemplativa.
Así, en Rogue One, el personaje ciego Chirrut Imwe repite constantemente con gran sentimiento una fórmula sobre su unión con la fuerza, en lo que es un ejemplo claro de oración vocal: oración que se repite según fórmulas existentes, que se articula con palabras, pero que requiere de un sentimiento interior de saber a quién se habla (cfr. C 2700-2704), con lo cual “la oración vocal se convierte en una primera forma de oración contemplativa” (C2704). Y es que en otros momentos, vemos que se ora sin fórmulas vocales. “No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (Santa Teresa de Jesús, Libro de la vida, 8)” (C2709).
En varios momentos, el testimonio que dan de la fuerza los Jedi es muestra de esa amistad gozosa, la misma que sustenta que la oración muchas veces sea acción de gracias (C2637-38) y alabanza (2639-2643). La explicación de que la fuerza está en todo, todo lo sustenta, con gran gozo de explicarlo, que hace Yoda en el episodio V durante la formación de Luke recuerda al “loado seas” de San Francisco o a aquello que dijera San Ignacio de ver a Dios en todas las cosas (y que dicen que vivía contando que las flores hablaban de la belleza y bondad de Dios).
Además de estos aspectos, es evidente que la saga hace una exaltación de la esperanza y del martirio (con la cantidad de personajes que van muriendo por la causa, especialmente en Rogue One).
Ignoro si algún teólogo tendrá objeciones sobre Star Wars. Pero hasta donde se puede captar con los conocimientos propios de un fiel formado, es evidente que muestra muchos aspectos de religión católica en alegoría cinematográfica. Aspectos que no son únicamente un trasfondo de valores (lectura que me atrevería a calificar de neopelagiana –en el sentido de nuevo pelagianismo criticado por el Cardenal Ratzinguer en el meeting de Rimini-), si no que entran en que si vive con cierto heroísmo es en virtud de un encuentro, de una persona (Cristo, la fuerza), y que ello se mantiene formando parte de un grupo, con un orden, con una vida interior.
Y pese a que puede haber la tentación de prestar más atención de la cuenta a lo dramático, al mal, o las acciones, no faltan en la saga momentos de gozo, victoria, expresiones de paz y alegría (como cuando Yoda habla con gran entusiasmo de la fuerza).
Seguramente se podrán ver muchas más cosas susceptibles de comentario, y muchos tendrán mejores ideas. Por mi parte, aquí dejo estas primeras pinceladas, que espero inspiren cinefórums, más comentarios o algún escrito más largo.