“ El que mira hacia fuera, sueña. El que mira hacia dentro, despierta del sueño”.
Apenas habrá alguien que haya reflexionado sobre el significado de los sueños y sobre el camino hacia el encuentro del hombre con su verdadera personalidad tanto como el Psiquiatra suizo C. G . Jung al que se debe la afirmación citada, a primera vista paradójica y que trabajó sobre el subconsciente colectivo junto al gran maestro austríaco S. Freud , padre del Pscoanálisis del que surgirá la Psicoterapia todavía hoy muy útil junto con la farmacoterapia.
C.G. Jung ha desarrollado ampliamente su teoría sobre el despertar. Quien sólo mira hacia fuera vive en realidad en el mundo de los sueños, se le oculta algo, no ve lo verdadero.
En este caso, despertar significa mirar hacia dentro, mirar el alma. Hacia dentro mira el que presta atención a sus sueños, a los símbolos que surgen de los sueños y revelan aspectos aspectos esenciales del alma.
Mira hacia dentro el que presta atención a los casi imperceptibles impulsos que bullen en su corazón tan pronto como se hace el silencio interior y en el silencio se escucha que el corazón habla. Jung describe en su aforismo a las personas instaladas por completo en la realidad exterior pero con la mirada fija en la realidad del mundo interior y me parece importante reseñar que él lo experimentó en su propia carne.
Como prestigioso psiquiatra, cayó una vez en una profunda crisis. La crisis le obligó a mirar hacia dentro y a no disimular nada del misterio del alma. Lo que sucedió fué esto: en la época de menor actividad hacia fuera, fue cuando mayor actividad ejerció hacia dentro, ocupado en descifrar los símbolos interiores y éstos le llevaron a la formulación de sus principios fudamentales.
En la historia del cristianismo han ido apareciendo diversos movimientos interpretativos del despertar y así San Pablo entiende la vida cristiana como un despertar del sueño y orientar la vida a la salvación que nos ofrece Jesucristo.
