La reciente encuesta del CIS, que concede una amplia ventaja de casi 10 puntos al PSOE en relación al PP está siendo fuertemente cuestionada. Las razones son diversas, y pueden resumirse en los siguientes puntos.
El voto directo que señala la encuesta, que es la parte sólida de la misma, es desproporcionadamente bajo en relación al voto estimado, que es donde se produce la interpretación de cada entidad encuestadora. Por sí sola esta no sería un dato suficientemente indicativo, ya que en ocasiones esta diferencia tan acusada se puede llegar a producir. Pero en este caso llama la atención porque no únicamente indica indecisión del voto y expectativa de futuro, sino que también señala el voto oculto, y hasta ahora ha sido generalmente aceptado que es el votante del PP quien tiende a ocultar en mayor medida su intención de voto. Más que los socialistas.
A este primer interrogante se le añade un segundo: la valoración del gobierno socialista. La suma de ciudadanos que consideran que la gestión del gobierno es mala o muy mala es del orden del 35%, mientras que, en el otro extremo, los que la consideran buena o muy buena es menos de la mitad, el 15 %. Un 38,6% la considera regular, y un 11,4% no sabe o no contesta. Parece difícil que con una proporción tan reducida como es la del 15% que valora positivamente la gestión del gobierno, la intención final de voto se sitúe en el 30%. Este hecho no es que señale una sobrevaloración del resultado del PSOE (esta circunstancia podría darse), pero evidentemente es un hecho más a tener en cuenta.
El tercer elemento, y este ya es muy concreto, es la encuesta de fechas similares de Metroscopia. Esta empresa no es sospechosa de simpatizar con el PP, y los resultados que da son muy diferentes. Por un lado, destaca una intención de voto del 27,7% para el PSOE, y por otro un 22,8% para el PP. Es decir, una diferencia de prácticamente 5 puntos. Esto significa que reduce la distancia a la mitad de la que señala el CIS, cuando da a los socialistas el 30,5% y al PP el 20,8%. Todo ello hace pensar que la distancia entre socialistas y PP, a pesar de estar primero el PSOE, no es de 10 puntos, sino que resulta sensiblemente inferior.
