En la era de la comunicación global, las nuevas tecnologías y las redes sociales, que dibujan el mayor escenario de relaciones humanas conocido hasta ahora, la soledad emocional es una realidad que cobra protagonismo.
“La soledad es un problema relevante para toda la población, especialmente para las personas mayores, aunque es una cuestión de la que se habla poco, que se disfraza y se diluye en la vida cotidiana”, afirma en sus conclusiones un informe elaborado por Obra Social “la Caixa”.
De hecho, en España, más de 3 de cada 10 personas de entre 20 y 39 años padecen soledad emocional. Entre los mayores de 65 años, el porcentaje llega al 40%, según el estudio ‘Soledad y riesgo de aislamiento social en las personas mayores’.
El estudio, publicado el pasado lunes, 15 de abril, y coordinado por Javier Yanguas, director científico del programa de Personas Mayores de “la Caixa”, está basado en 1.688 entrevistas realizadas por teléfono entre abril y mayo de 2018 a personas por encima de los 20 años.
Soledad emocional y social en todas las edades
La gran mayoría de encuestados considera que la soledad es un problema importante entre las personas mayores (8,9 puntos sobre 10); pero, sin embargo, en gran medida, esas personas no conocen casos de soledad, lo que significa que la soledad es un fenómeno que se queda en la esfera de lo privado.
En cualquier caso, “la soledad prevalece en todas las edades, se incrementa a medida que pasan los años y se agrava especialmente a partir de los 65 años, cuando la red social de amigos empieza a romperse”, insisten los responsables del estudio.
Hay que resaltar que la encuesta constata los altos niveles de soledad en todas las edades: el 34,3% de los individuos de entre 20 y 39 años presenta soledad emocional (relacionada con la falta de relaciones significativas), y el 26,7%, soledad social (que hace referencia al sentimiento de pertenencia a un grupo), como se puede observar en este gráfico, reproducido a partir del estudio.
Esta realidad resulta más alarmante en personas de más de 65 años (el 39,8% presenta soledad emocional, y el 29,1%, soledad social) y en mayores de 80 años (el 48% presenta soledad emocional, y el 34,8%, soledad social), como muestra el gráfico.
Con la red familiar, menos aislamiento
Otro aspecto que destaca el informe es que, ante la soledad y con independencia del género y la edad, la red familiar aporta un nivel más elevado de apoyo. En cambio, la red de amigos conlleva un riesgo de aislamiento más elevado.
De hecho, la red familiar muestra una evolución de riesgo de aislamiento que se mantiene alrededor del 10% en los rangos de edad que van de los 40-64 años hasta los 65-70. A partir de estas edades crece ligeramente sin llegar al 15%, como muestra este otro gráfico.
Por el contrario, partir de los 65 años, la red de amigos se empieza a romper (27,7%), lo que se acentúa a partir de los 80 años (45,5%). El informe considera que este hecho compromete el apoyo a las personas que viven en soledad, en especial en las personas más mayores.
Al mismo tiempo, el informe concluye que el riesgo de aislamiento de la red social de amigos es mayor cuanto más bajo es el nivel educativo. En concreto, las personas sin estudios tienen el 37% de riesgo de aislamiento social, mientras las personas con estudios superiores tienen el 6,6% de riesgo.
También destaca que el riesgo de aislamiento por pérdida de la red social de amigos es superior en los hombres que en las mujeres, ya que en ellos empieza a aumentar entre los 40 y los 64 años; y, en las mujeres, entre los 65 y los 79. En este sentido, se apunta que las mujeres tienen una red social más amplia y de mayor calidad que los hombres.
En su conjunto, las conclusiones del estudio consideran que el fomento de las relaciones sociales es crucial para disminuir la sensación de soledad entre las personas, y alerta de la importancia de actuar contra el aislamiento, que podría ir en aumento en los próximos años debido a factores demográficos.
Los riesgos de las nuevas formas de comunicación
En relación a todo ello, cabe advertir de los riesgos que conllevan las nuevas formas de comunicación social y el auge de las nuevas tecnologías.
De hecho, el contraste entre el aumento de soledad emocional de la población y el avance de la comunicación digital en el mundo tiene que ver en buena medida con una pérdida de la conversación real y de las relaciones humanas tradicionales.
En opinión de la socióloga y psicóloga Sherry Turkle, que lleva treinta años investigando los efectos de las nuevas tecnologías en la sociedad, el progresivo aislamiento y la pérdida de la conversación son dos de los riesgos del auge digital.
Asimismo, van surgiendo nuevas formas de relación digital entre los jóvenes, como el fenómeno del ‘Hikikomori’, un término japonés que significa “estar al margen” y que lleva a los jóvenes a recluirse en casa, refugiándose en un mundo de relaciones virtuales rodeados de ordenador, videoconsola y móvil.
Estas nuevas formas de comunicación entre los jóvenes y no tan jóvenes llevan aparejados en ocasiones comportamientos que, antes o después, pueden ser caldo de cultivo para padecer soledad emocional o social.
‘Siempre acompañados’
Volviendo al estudio de la Obra Social “la Caixa”, cabe añadir que la encuesta se ha llevado a cabo en los municipios de Terrassa, Tortosa, Girona, Tàrrega, Santa Coloma de Gramenet, Palma, Logroño y Jerez de la Frontera, ciudades en las que se desarrolla el programa ‘Siempre Acompañados’, impulsado por “la Caixa” en colaboración con los respectivos ayuntamientos, Cruz Roja, GREC y la Fundación Integramenet.
‘Siempre Acompañados’ pretende sensibilizar al conjunto de la población sobre el fenómeno de la soledad de los mayores, y tiene como objetivo detectar y evitar las situaciones de soledad y el aislamiento de este colectivo, para poder construir una red sólida dentro de la comunidad que fortalezca el apoyo social y acompañamiento a las personas mayores.
El programa parte de las necesidades e intereses de las personas de mayor edad, empoderándolas y capacitándolas para afrontar su situación, y ayudándolas a establecer nuevas relaciones personales y nuevos vínculos en su entorno más cercano.