El caso Ratelband está llevando al colapso lógico a los planteamientos de la ideología de género. Denis Prager, desde The Daily Signal, nos explica porqué:
«Emile Ratelband, un empresario y conferenciante holandés de 69 años, ha solicitado a un tribunal holandés que se le cambie su edad legal modificando su certificado de nacimiento para que éste muestre que nació 20 años más tarde de lo que realmente sucedió.
Ratelband declaró a The Washington Post: «Podemos tomar nuestras propias decisiones sobre si queremos cambiar nuestro nombre, o si queremos cambiar nuestro género. Así que yo quiero cambiar mi edad. Mi opinión sobre mi cuerpo y sobre mi mente es que tengo alrededor de 40 o 45 años».
Como informó The Telegraph:
Ratelband nació el 11 de marzo de 1949, pero dice que se siente al menos 20 años más joven y quiere cambiar su fecha de nacimiento al 11 de marzo de 1969.
Ratelband ha afirmado: «Me he hecho un chequeo y ¿qué muestra? Mi edad biológica es de 45 años. Si tengo 69, estoy limitado. Si tengo 49 años, entonces puedo comprar una casa nueva, comprarme un coche nuevo, puedo conseguir nuevos trabajos. Cuando estoy en Tinder y digo que tengo 69, no obtengo ninguna respuesta. Cuando tenga 49 años, con la cara que tengo, estaré en una posición de lujo».
Ha sido el movimiento transgénero lo que ha inspirado a Ratelband.
«Los transgénero ahora pueden cambiar su género en su certificado de nacimiento», argumenta, «y con el mismo espíritu debería haber espacio para un cambio de edad«.
Ahora bien, ¿qué es exactamente lo que está mal en el argumento de Ratelband? Si el sexo no existe objetivamente, ¿por qué sí existe la edad? Si los sentimientos determinan el sexo, ¿por qué los sentimientos no determinan la edad? Si debemos considerar el sexo como algo que «asignamos» al nacer, ¿por qué no consideramos la edad como algo que podemos también «asignar»?
Por supuesto, la izquierda argumentaría que la edad es fija mientras que «el género es fluido». Pero «el género es fluido» es una afirmación sin sentido. Todo lo que ha hecho la izquierda es sustituir la palabra “género” por “sexo” y luego inventar una regla: el género es fluido, lo que significa que el sexo es fluido.
Pocos niegan que existen personas con disforia de género, personas que no se identifican con su sexo biológico. Estas personas merecen nuestro cuidado, simpatía y el respeto debido a cualquier persona.
Pero la simpatía por el minúsculo porcentaje de personas que no se identifican con su sexo no significa que el sexo (o el género) no exista objetivamente. Solo significa que algunas personas no se identifican con su identidad sexual objetiva.
Vivimos en una época de confusión intelectual y moral. Y en ninguna parte es más evidente esa confusión que en el intento de la izquierda por acabar con la realidad de que el ser humano nace masculino o femenino. Eso es un disparate «binario», según la izquierda.
En esta línea, un titular del New York Times el mes pasado decía «La anatomía no determina el género, dicen los expertos«.
Hace solo 10 años, por no mencionar cualquier momento anterior en la historia, ese titular se habría considerado tan absurdo que solo lo habría escrito un oponente de la ciencia o alguien escribiendo una sátira humorística.
El artículo citaba al Dr. Joshua D. Safer, endocrinólogo y director ejecutivo del Centro de Medicina y Cirugía de Transgéneros en el Sistema de Salud Mount Sinai de Nueva York, diciendo: «La idea de que el sexo de una persona está determinada por su anatomía al nacer es no es cierta, y lo sabemos desde hace décadas».
Cuando los médicos argumentan que una persona que tiene dos cromosomas X, una vagina, senos, ovarios, un útero y un ciclo menstrual podría ser un hombre, la sociedad está en graves problemas.
Si es así, ¿en qué se equivoca Emile Ratelband?
Los jueces en los Países Bajos probablemente sentenciarán en su contra. Pero si creen que el sexo no se basa en una realidad objetiva, que se puede cambiar el sexo en el certificado de nacimiento, ¿por qué motivo no se puede cambiar la fecha de nacimiento?
La respuesta es que no hay tales motivos. Pero esto durará solo por el momento, porque el día en que The New York Times publique un artículo titulado «La idea de que la edad de una persona está determinada por su fecha de nacimiento no es cierta«, la edad también se volverá subjetiva.»
1 Comentario. Dejar nuevo
Pues sí, si aceptamos el subjetivismo tenemos que aceptarlo hasta el paroxismo. Cualquier persona que no se encuentre a gusto con cualquier dato físico o psíquico querrá alterarlo, yo misma estoy pensando que el metro patrón no es el sistema adecuado para medir mi estatura. ¿Quién va a estar a gusto con su cociente de inteligencia si no es superdotado? Algo no funciona tampoco en el sistema de medición ¡con lo listos que somos!