Ha sido mucho en el atletismo español, pero ante todo ha desplegado durante sus 42 años de vida pasión por lo que ha hecho, por todo. No sólo Nuria Fernández ha sido una de las mejores atletas españolas de todos los tiempos, sino que ha sido una campeona como madre, luchando también contra las dificultades y reivindicándose siempre a través del éxito y la simpatía.
Fernández ha decidido retirarse tras la que ha sido su última carrera: la San Silvestre Vallecana del 31 de diciembre, carrera mítica donde las hay en España. Una carrera que simboliza perfectamente la vida de Nuria: luchadora que no se ha detenido ante las dificultades dentro y fuera de la pista de atletismo.
Una mujer que ha demostrado con su veteranía y valores que se puede ser deportista de élite y reivindicar la maternidad al mismo tiempo, al mismo nivel de exigencia: «Se han de romper barreras. Se puede ser madre, mujer y atleta», afirmó. Y así ha sido su vida: la fusión de sus dos pasiones, correr y su familia.
Nuria fue madre de la primera de sus tres hijas en 2007, con 30 años, y las voces fueron críticas: su carrera había acabado. Con 33 años volvía a triunfar y acallaba voces y augurios, fue campeona de Europa en Barcelona de la distancia de los 1.500 metros.
«Después de ganar el título en Barcelona 2010 estuve sin dormir cuatro noches seguidas, flipando, con una emoción incontenible, porque era mi primera medalla, con 33 años y una hija, cuando nadie daba un duro por mí y la medalla de oro no entraba ni en mis mejores sueños», explica Nuria, que ha vivido en Madrid toda su vida. «Iba en contra de todo mi entorno, incluso de mi entrenador. Me decían: ‘tú estás loca’. Así que conseguir una medalla internacional, algo que no había logrado nunca, para mí fue increíble». Lo hizo tras ser madre.
Cinco años después ganó el Campeonato europeo en Helsinki, aunque no cruzó primera la meta: las cinco atletas que cruzaron antes que ella fueron descalificadas por doping: «Soy campeona otra vez, pero no es lo mismo; hoy voy a dormir como un tronco», dijo entonces al saberlo.
Las bajas maternales y las becas al deporte: una lucha que ganó también
Barcelona 2010 fue para ella lo máximo en sus 23 años de alta competición, en los que logró también la plata europea en pista cubierta en París 2011 y diversos campeonatos de España tanto en cros como en pista, tanto al aire libre (800, 1.500 y 5.000) como en pista cubierta (800, 1.500 y 3.000).
Todo ello con entrenos que tuvo que interrumpir con sus bajas maternales. «¡Las mujeres podemos hacer lo que queramos! Hay que romper barreras. Se puede ser madre y mujer y atleta»,sostiene Fernández que a los 40 años aún consiguió clasificarse para el Europeo a cubierto de Belgrado. Ella y Natalia Rodríguez consiguieron que la federación congelara las becas económicas a las atletas durante las bajas maternales, eso la convirtió en un referente. «Me gusta ser referente en materia de conciliación familiar. Hacer deporte es fundamental para la mujer, somos un ejemplo para los niños», lo son y ella, sin duda, lo es
