En la Solemnidad de todos los Santos , el Papa Francisco ha pedido durante el rezo del Ángelus «ir a contracorriente» como ellos hicieron.
Los Santos “son los testigos más autorizados de la esperanza cristiana, porque la han vivido plenamente en su existencia, entre alegrías y sufrimientos, poniendo en práctica las Bienaventuranzas”, ha afirmado Francisco.
El obispo de Roma ha recordado el pasaje de las Bienaventuranzas, «bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados». “Parecen palabras contradictorias, -afirma el Pontífice- porque el llanto no es un signo de alegría y felicidad. Motivos de llanto y de sufrimiento son la muerte, la enfermedad, las adversidades morales, el pecado y los errores: simplemente la vida cotidiana, frágil, débil y marcada por las dificultades. Una vida a veces herida y probada por la ingratitud y la incomprensión”.
Francisco explica que Jesús proclama bienaventurados a los que lloran por estas situaciones y, a pesar de todo, confían en el Señor y se ponen a su sombra. Y precisa: «No son indiferentes ni tampoco endurecen sus corazones en el dolor, sino que esperan con paciencia en el consuelo de Dios. Y ese consuelo lo experimentan ya en esta vida».
Los santos eligen ir contracorriente
El Papa Francisco describe el camino evangélico que han seguido Santos y Beatos y asegura que “elegir la pureza, la mansedumbre y la misericordia; elegir confiarse al Señor en la pobreza de espíritu y en la aflicción; esforzarse por la justicia y la paz, significa ir a contracorriente de la mentalidad de este mundo, de la cultura de la posesión, de la diversión sin sentido, de la arrogancia hacia los más débiles”.
“La mansedumbre es característica de Jesús” recuerda el Obispo de Roma, explicando a continuación las características de quien posee esta virtud: «Mansos son aquellos que tienen dominio de si, que dejan sitio al otro, que lo escuchan y lo respetan en su forma de vivir, en sus necesidades y en sus demandas. No pretenden someterlo ni menospreciarlo, no quieren sobresalir y dominarlo todo, ni imponer sus ideas e intereses en detrimento de los demás».
Son personas que la mentalidad mundana no aprecia, explica el Papa, pero que “son preciosas a los ojos de Dios, que les da en herencia la tierra prometida, es decir, la vida eterna”.
Francisco recuerda además el momento mundial actual «donde hay tanta agresividad». También en la vida cotidiana, afirma, «lo primero que sale de nosotros es la agresión, la defensa». Y exhorta: «Tenemos necesidad de mansedumbre para seguir adelante en el camino de la santidad. Escuchar, respetar y no agredir: mansedumbre».
1 Comentario. Dejar nuevo
Tiene gracia que quien dice que «hay que obedecer a la ONU» nos diga a los católicos que vayamos «contra corriente». Y si vamos «contra corriente» dirá que somos rígidos, semipelagianos, fariseos y otras zarandajas a las que ya estamos acostumbrados por parte de este señor.