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San Juan Bosco: 4 consejos para fortalecer tu familia.

Familia

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Sin duda la educación cristiana ha encontrado en la obra de san Juan Bosco, santo que hoy celebramos, muchas y positivas sugerencias.

Sus intuiciones brillantes y las maravillas de su pedagogía pueden ayudar mucho a nuestras familias. Sobre todo si se tiene en cuenta que Don Bosco no se andaba entre grandes teorías pedagógicas, sino que su legado era operante. Todo se basa en una experiencia vivida. A continuación, se presentan cuatro puntos de su “caridad educativa” que pueden ser provechosos para la educación de los hijos en el seno de la familia.

Presencia que persevera y construye

La presencia de los padres de familia es crucial para el desarrollo integral de los hijos. Presencia que no es la de un vigilante, no es puro control.

No te canses de observar, de comprender, de ayudar, de compadecer.

Don Bosco nos inspira a desarrollar como padres una presencia positiva, que construye. Nos invita a largas sobremesas, trayectos en coche, paseos… cualquier situación donde podamos hablar y así entrar en la vida y problemáticas de nuestros hijos.

Don Bosco no elimina la asistencia- vigilancia, pero transforma todo con su actitud de presencia fraternal ya afectuosa.

Hablar, hablar y hablar. Avisar, avisar y avisar… Y si fallan, hacérselo ver.

Presencia afectuosa

Cualquier sistema educativo, por poco que se precie, busca una estructura positiva y dinámica para formar. Pero no es muy difícil darse cuenta de que en la pedagogía de Don Bosco existe un estilo característico de cercanía, afecto, bondad y cordialidad. Comparte con sus chicos el estudio, el descanso, la fatiga y  la oración como si se tratase de una necesidad o de una coincidencia de gustos y aficciones: una presencia natural y  humana.

Don Bosco nos invita de un modo sencillo a estar cerca de nuestros hijos, compenetrados de una forma espontánea con cada una de sus situaciones.

Amor exigente 

Como padres, es obligatorio vivir las situaciones educativas más difíciles, pero siempre a la luz del afecto.

Para obtener buenos efectos en la disciplina, Don Bosco sugería que las normas básicas de la familia sean observadas de una a una y por todos. Para Don Bosco. no suena bien eso de: “lo quiero así porque yo soy tu superior”. Partiendo de unas normas claras y razonadas, Don Bosco siempre reclama la conciencia del individuo y, desde allí, lo lleva al convencimiento personal. La solución práctica que se nos plantea como padres es la de integrar razón, conciencia y amor.

El sistema de Don Bosco convierte a los padres en unos bienhechores que  avisan, que desean lo mejor para el hijo. San Juan Bosco sabía hablar con autoridad de rigurosas exigencias disciplinares pero siempre afectuosamente.

Pedagogía Teológica

El amor educativo de Don Bosco se traduce en una amplia comprensión de las exigencias fundamentales de la educación y la vida: las exigencias religiosas.

Don Bosco decía “la frecuente confesión y comunión, la Eucaristía diaria son las columnas que deben sostener el edificio educativo, del cual se quieran alejar la amenaza y al azote”.

San Juan Bosco nos muestra la religión como “la fuerza de la buena educación”.

Padres y madres, si deseáis tener hijos bien educados, trabajad para instruirlos en la religión y sobre todo en la edad infantil. Sed solícitos en atender la asiduidad con que frecuentan la iglesia y estad atentos al peligro de las malas compañías de vuestros hijos.

Se trata de una pedagogía religiosa que no se centra en la actuación u organización metodológica. Ofrece a los jóvenes un sistema de vida religiosa cotidiana, rico y consistente: caridad hecha amabilidad que es alegría interior y exterior. No es inventor de nuevos caminos pero tuvo muy presente la creatividad, el rechazo a la memorización abstracta y una alta preocupación por llevar la espiritualidad a cada circunstancia de la vida. Sus formas de proceder en materia de fe nos regalan un gran consejo “iluminar la mente para hacer bueno el corazón y hacer popular dentro de lo posible la ciencia de la Biblia”.

San Juan Bosco nos muestra la religión como “la fuerza de la buena educación”. Share on X

 

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