Este sábado, el Papa Francisco ha dirigido al estadista del siglo XX Robert Schuman, uno de los fundadores de la Europa moderna, en el camino hacia la santidad en la Iglesia Católica Romana.
Un comunicado del Vaticano afirmó que el Papa aprobó un decreto reconociendo las «virtudes heroicas» de Schuman, quien murió en 1963. El reconocimiento es una de las primeras etapas del largo proceso que puede conducir a la canonización.
El trabajo de Schuman fue fundamental en la fundación de las instituciones europeas de hoy, como la Unión Europea.
Schuman, quien se desempeñó como primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de Francia en el período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, también jugó un papel en la fundación de la OTAN.
En 1950, el «Plan Schuman» propuso una comunidad supranacional para el carbón y el acero. Evolucionó hasta convertirse en la Comunidad Económica Europea en 1957 y la Unión Europea en 1993.
Junto con el italiano Alcide de Gasperi, el francés Jean Monnet y el alemán Konrad Adenauer, es considerado uno de los «padres de Europa» por promover principios democráticos y supranacionales para frustrar la posibilidad de otra guerra en el continente.
Robert Schuman era un católico devoto, y su papel en tratar de romper el ciclo de guerras en Europa ha sido elogiado por varios papas. En ese sentido, la aprobación del decreto por parte de Francisco significa que Schuman ahora tiene el título de «venerable».
De cara al futuro, habría que atribuir un milagro a Schuman para que sea beatificado y luego otro para que sea santo.
La Iglesia Católica Romana enseña que solo Dios hace milagros, pero que los santos que se cree que están con Dios en el cielo interceden en nombre de las personas que les rezan. Un milagro puede ser la curación médicamente inexplicable de una persona.
El Institut Saint Benoît, con sede en Francia, ha estado promoviendo la santidad de Schuman durante varias décadas.
Sus teólogos e historiadores escucharon a los testigos y examinaron todos sus escritos en busca de documentación que fue enviada al Vaticano y que resultó en el decreto del sábado.