La acederilla (lat., Oxalis acetosella, y Trifollium acetosum) es una planta que no debemos confundir con la acedera (lat., Rumex acetosa; cast., Acedera). La acederilla es, pues, una de las principales hierbas remineralizantes que usaban los antiguos frailes, pues es muy rica en sales potásicas. Tiene un sabor ácido, bastante placentera al gusto, y es, al mismo tiempo, muy refrescante en el organismo. En efecto, la acederilla formaba parte de la ensalada vitamínica propia de la tradición ascética de los antiguos capuchinos. Sin embargo, de acederilla no se puede comer de manera abusiva, pues es una planta algo laxante y ligeramente tóxica. Acostumbra a florecer alrededor de Pascua, de ahí que los frailes la llamaran, popularmente, “Aleluyas”, y se halla con facilidad bajo los robledales y hayedos, pero es bastante fácil de cultivarla en las huertas y jardines. Con el cambio estacional, poco antes de entrar en verano, mientras el organismo se va adaptando a las nuevas condiciones climáticas, se puede producir la astenia primaveral que conlleva debilidad, dificultades de concentración y una cierta apatía. Para superar esta situación, las ensaladas remineralizantes, ricas en magnesio, suelen ser estimulantes, refrescan el organismo, y ayudan a superar el cansancio. Os invito, pues, a incorporar moderadamente -pero- algunas hojas acederilla en las ensaladas, para contribuir a remineralizar el organismo.
