Si se fía de los remedios de fraile, hoy os quiero aportar algunas soluciones naturales, y muy prácticas, que pueden serle útiles cuando se queme. Los antiguos cocineros de las cocinas conventuales y monásticas solían utilizar el vinagre y la miel, pues el vinagre alivia notablemente el dolor y la inflamación y, después, la miel –que es un antibiótico natural– rebaja el dolor de la zona afectada. Algunos, cocineros, en cambio, sobre todo para evitar que se hicieran ampollas en la parte quemada, ponían cebolla directamente a la quemadura y, después, clara de huevo, que la dejaban actuar durante media hora sobre la quemadura, para evitar la deshidratación de la piel.
Los antiguos misioneros capuchinos, que ya en el siglo XVII empezaron su actividad misionera en Trinidad y Guayana, se convirtieron en unos buenos conocedores de algunas tradiciones de la medicina indígena y recomendaban aplicar a la piel quemada aloe vera. Simplemente tenían que cortar una hoja de aloe y extraer el jugo gelatinoso, con el fin de aplicarlo directamente en la parte quemada, ya que actúa de analgésico y cicatrizante. Si ha de preparar el asado para alguna comida festiva, tenga cuidado con el fuego, y si no tiene aloe, procure tener al alcance vinagre y miel por si os quemáis!
