Los estudiosos y expertos en nutrición han puesto de manifiesto la importante función antioxidante de la ingesta de las fresas, especialmente durante el verano, para el organismo. También las fresas son muy agraciadas con vitamina C, y son, al mismo tiempo, un eficiente antiinflamatorio natural, además de contribuir a mantener una buena salud bucal y ocular. Cuando la lengua está sana disfruta de un color rosado, pero si se observa alguna pigmentación o mancha en la lengua es indicativo de que algo del organismo no funciona bien. En efecto, cuando se tiene la «lengua de fresa», es decir, muy roja y con la fiebre alta, suele señalar que, muy posiblemente, se tenga la escarlatina, que es una enfermedad contagiosa y que conlleva una inflamación de la garganta con una erupción cutánea de color escarlata.
Por lo que respeta al cultivo de los fresales, los antiguos hortelanos capuchinos indicaban que había que renovarlos cada dos años, y que las fresas refrescan las tripas «. ¡Os animo, pues, a introducir, como postre veraniego, fresas, bien maceradas con zumo de limón o con vinagre de miel, y después de endulzarse un poco, las servís en la mesa, bien fresquitas, pero no heladas!