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Profanación de una catedral alemana: ¿Arte o sacrilegio?

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Lo que debía ser una solemne conmemoración de los 1.250 años de historia de Westfalia se convirtió en un escándalo en Alemania.

En el centro de la polémica: la majestuosa Catedral de Paderborn, uno de los templos más importantes del país, fue escenario de un controvertido espectáculo artístico que muchos no dudan en calificar como una auténtica profanación.

El escándalo

Durante la ceremonia oficial, con presencia de autoridades como el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y el arzobispo Udo Markus Bentz, se presentó una performance donde bailarines semidesnudos manipularon cadáveres de pollos vestidos con pañales mientras sonaba la canción “Fleisch ist Fleisch” (“La carne es carne”).

Los intérpretes lanzaban y balanceaban los animales como si fueran niños pequeños, en una escena grotesca e inquietante.

Esta representación, según los presentes, no fue solo de mal gusto, sino una burla  a la dignidad de un templo consagrado a Dios.

Reacciones inmediatas

En cuestión de horas, más de 21.000 personas firmaron una petición exigiendo una disculpa pública por lo que consideraron un acto de sacrilegio. Además, pidieron al arzobispo que reconsagre la catedral, en reparación por lo ocurrido.

La arquidiócesis emitió una declaración lamentando que se hayan herido sentimientos religiosos, afirmando que “nunca fue la intención”.

Para los fieles esas palabras resultan insuficientes y evasivas, ya que no se aborda directamente la gravedad del acto ni se hace referencia clara a la santidad del lugar.

¿Libertad artística?

Los defensores del espectáculo lo han justificado como una forma de expresión artística.

Sin embargo, como advierte el Canon 1210 del Código de Derecho Canónico, en los espacios sagrados «solo se permiten aquellos actos que promuevan el culto, la piedad o la religión».

Incluso con permiso del obispo, cualquier evento que contradiga el carácter sagrado del lugar está prohibido.

El uso de cadáveres de animales, desnudez y un simbolismo que evoca la Eucaristía de forma distorsionada no puede considerarse inocente o neutral.

No se trata de un hecho aislado. En los últimos años, se han documentado casos similares en otras partes del mundo. Todo parece indicar que existe una corriente que busca, en nombre del arte o la inclusión, vaciar de contenido espiritual los espacios sagrados.

¿Qué podemos hacer los católicos?

Como comunidad creyente, no podemos quedarnos indiferentes. Debemos:

  • Defender activamente la sacralidad de nuestros templos.

  • Exigir responsabilidades a quienes, por omisión o permisividad, permiten tales atropellos.

  • Reforzar la formación litúrgica y doctrinal para que la fe no sea manipulada bajo pretextos culturales.

La Catedral de Paderborn, construida para la gloria de Dios, merece ser restaurada espiritualmente.

El arte, si ha de ser verdaderamente humano, debe elevar, no rebajar.

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • ¡ Por Dios !
    ¡ Cómo se les ocurre pedirle al sacrílego arzobispo Bentz que reconsagre la catedral !
    Por asistir y consentir, es partícipe directo.
    Deberían pedir que lo asignen a otro lugar donde no pueda hacer daño (Código Der. Can. 1336)
    Es que no se está hablando de una probable ofensa menor. Ni de alguien que ignore la doctrina y las normas respectivas.
    Catecismo 2120: Profanar y tratar indignamente los lugares sagrados es sacrilegio, pecado grave.
    Derecho Canónico 1376: Sin excluir la privación del oficio, quien haya sido gravemente negligente en la administración de bienes eclesiásticos, debe ser castigado como establecen el canon 1336 —numerales 2 a 4— y obligado a reparar el daño.

    Reparar el daño es emitir, con el mismo grado de publicidad, una declaración pidiendo perdón y condenando a los bailarines. Y, ¿por qué no? pagar una multa en dinero (canon 1336).

    Al que más sabe, al que más se le ha confiado y al que más se le ha dado, más se le exige (Lucas 12,48).

    Responder
  • “La arquidiócesis emitió una declaración lamentando que se hayan herido sentimientos religiosos, afirmando que “nunca fue la intención”.

    Por supuesto que esa no fue la intención, pero peor lo ponen, porque entonces es que han caído en la dejadez i la indiferencia, y son reos de aquello que figura en el libro del Apocalipsis:
    “Yo conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”

    También cabría recordarles lo que ocurrió cuando Jesús expulso a zurriagazos a los mercaderes del Templo, que a lo mejor también traficaban con pollos y andaban medio desnudos porque hacía calor.

    Que lo que hacían esos payasos en la Catedral de Paderborn fuese “una forma de expresión artística” es discutible y hasta se podría aceptar. Pero es que cada forma de expresión artística tiene su lugar adecuado y a ésta le correspondía más bien un mercado -sección pollería- o, aún mejor, un vertedero de basuras. A cada mentecatez lo suyo.

    Responder

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