La precocidad sexual de los jóvenes comienza a edades cada vez más tempranas. Además, un porcentaje significativo de ellos no utilizarían el preservativo, mientras se advierte de un repunte de las infecciones de transmisión sexual (ITS).
Estas son algunas de las conclusiones de la Encuesta Nacional sobre Salud Sexual y Anticoncepción entre los jóvenes españoles, presentada el pasado 27 de septiembre por la Sociedad Española de Contracepción (SEC), y que constata esos riesgos de los adolescentes en una sociedad cada vez más hipersexualizada.
De hecho, no son pocos los chicos y chicas que se inician en las relaciones sexuales a partir de los 15 años; y en los años siguientes “tanto ellas como ellos priorizan la anticoncepción a la protección contra las ITS”, con el argumento de que “estas cosas les pasan a los demás, a mí no”, cita el informe de la SEC.
Al respecto, cabe recordar que la sífilis y la gonorrea se multiplican en España. En los últimos diez años, los casos de sífilis se han doblado y los de gonorrea multiplicado por cinco.
“Estamos observando un repunte muy preocupante de las enfermedades de transmisión sexual: gonorrea, sífilis, clamidia, el virus del papiloma humano; y un relajo en el uso del preservativo entre los jóvenes”, apuntaba recientemente la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo.
Este fenómeno se reproduce en todo el mundo, donde hay más de un millón de contagios al día por ITS.
Relaciones sexuales a partir de los 15 años
Volviendo a la encuesta de la SEC, realizada entre el 8 y el 12 del pasado mes de julio a unos 1.200 jóvenes de entre 16 y 25 años, cuando se les pregunta si “han mantenido alguna vez relaciones sexuales coitales con penetración”, un 73,4% responde afirmativamente.
“Entre los jóvenes de 16 a 18 años esta cifra se sitúa en el 50,2%, pasando al 70,9% entre los que tienen de 19 a 21 años, y al 85,2% entre los de 22 a 25 años de edad”, añade el informe.
Además, “globalmente, la edad media de inicio en las relaciones sexuales es de 16,4 años”, aunque entre los/as de 16 a 18 años el inicio es a los 15,66 años”. Entre los 19 y 21 es a los 16,73; y entre los 22 y los 25 a los 17,53 años de media, concluye el estudio en este apartado.
Una de las causas de esta precocidad sexual es la presión grupal que se ejerce sobre los adolescentes para perder “su virginidad” o para “ser una máquina”, cita el informe.
El preservativo “no va con ellos”
Otra cuestión analizada a partir de la encuesta es la utilización, o no, de métodos anticonceptivos. En ese sentido, el más utilizado por los jóvenes es el preservativo: “el 52% utiliza este método”, dice el informe.
A pesar del énfasis que se ha puesto en diferentes campaña en el uso del preservativo se observa como consecuencia que se ha difundido la cultura de la sexualidad banal, pero se ha fracasado en el uso colateral del preservativo. Un fracaso no porque no se use el preservativo, sino porque se revela que la estrategia de sexualizar a la sociedad con fórmulas mágicas y sin consecuencias no funciona.
Hay que destacar que en la última década la utilización de este método ha descendido del 66% a ese 52%, mientras las ITS no han parado de crecer.
“En segundo lugar se sitúa el uso de la píldora (22,8%), y en tercer lugar el coitus interruptus (4,2%)”; mientras “el 28,4% no utiliza ningún método: un 21% porque no tiene relaciones sexuales, el 1,2% porque no puede tener hijos, y el 6,2% no utiliza ningún método a pesar de mantener relaciones sexuales”.
Además, “el 76,4% de los jóvenes utiliza métodos anticonceptivos en todas sus relaciones sexuales, si bien un 23,6% no lo hace en todas las ocasiones. Esta práctica de riesgo se incrementa entre los hombres (25,3%) y los jóvenes de 16 a 18 años (26,3%)”, advierte el informe.
Cuando se pregunta por qué no utilizan siempre métodos anticonceptivos, “la principal razón de no usar siempre métodos anticonceptivos se encuentra en las ocasiones en las que se practica sexo oral (59,1%)”.
También argumentan los encuestados que “se apoyan en la confianza (37,9%) o conocimiento de la otra persona (31%), o por creer que no corre peligro (29,1%)”.
Otros argumentos son “no disponer de ellos en ese momento (24,1%) o la falta de tiempo para utilizarlos frutos del deseo incontrolado (18,2%)”.
En cuanto a la caída del uso del preservativo y el aumento de las ITS, José Ramón Serrano, presidente de la Fundación Española de Contracepción, afirma que los jóvenes “creen que eso es algo que no va con ellos, que le pasa siempre a los demás, así que no tienen en la cabeza el uso del preservativo para prevenir estas infecciones”.
“Además, salvo el sida, tienen un grave desconocimiento de las mismas, solo piensan en ello para evitar los embarazos”, agrega.
Formación sobre sexualidad, a través de internet
Por otra parte, además de analizar la precocidad sexual, la encuesta se interesa también sobre las fuentes de información de los adolescentes respecto a la sexualidad.
Lejos de la lógica de que padres y profesores pudieran ser las principales fuentes de formación para los jóvenes en esta cuestión, “internet (47,8%) y los amigos/as (45,5%) constituyen las fuentes a través de las cuales los jóvenes consideran que han recibido la información más adecuada sobre sexualidad”.
Por detrás están “los profesores/as (28%), la madre (23,1%) o el padre (12,4%)”. Y no han recibido ninguna información al respecto un 12,1%.
“Entre los hombres gana importancia como fuente de la información recibida internet (50,7%). El papel de la madre (21,4%) es más importante que el del padre (16,4%), aunque este es más relevante que en el caso de las mujeres”, dice el estudio.
“Entre las mujeres los amigos/as (46,9%) son un canal de información más importante que internet (44,9%), y el papel de la madre (24,9%) cobra notable ventaja respecto a la del padre (8,3%)”, añade.
En cuanto a los centros de enseñanza, “el 72% de los jóvenes ha recibido formación específica y reglada sobre temas de sexualidad, circunstancia que se incrementa entre los más jóvenes (78,7%); y no hay diferencias entre chicos y chicas”.
Además, “el 68.5% de los jóvenes considera que la formación que ha recibido sobre sexualidad no es suficiente. Esta opinión se eleva entre las mujeres, entre las cuales el 74,5% piensa así”, destaca el informe.
En definitiva, los jóvenes “encuentran en los soportes tecnológicos (Internet, youtube,…) la primera opción de acceso a la información, y contrastan esta opinión con sus amigo/as. Hay cierto pudor para tratar estos temas en el ámbito familiar, lo mantienen como última opción y sólo en caso de emergencia o situaciones límites”, concluye el estudio al respecto.
“Una cultura machista que lleva al porno”
Por otra parte, tanto Carlos Rosón, de la Red de Jóvenes e Inclusión, como José Ramón Serrano coinciden en la importancia de una educación desde la infancia para evitar la precocidad sexual y las ITS.
“Empezar con la emocional, ir añadiendo la sexual, de forma longitudinal y a lo largo de todo el currículo académico. Es simple, formación integral, que es lo que además establece nuestra ley. […] Hay que educar en la empatía y en el respeto a la diferencia”, afirma Serrano.
Sin embargo, esto todavía no sucede y además «está estructurado sobre una cultura machista que lleva a los más jóvenes hasta el porno«, advierte.
“La nueva pornografía, cada vez más violenta, más machista, más rápida, juega en este sentido«, resume Rosón.
Cabe insistir en que las agresiones sexuales y la violencia machista son algunos de los daños que causa el consumo de porno, que provoca graves secuelas en niños y adolescentes.