Las cifras estremecen más de 706.000 vídeos marcados como violación o agresión infantil permanecieron en línea en la plataforma de Pornhub hasta mayo de 2020.
Este el contenido de documentos internos, recientemente revelados gracias a un error procesal en un tribunal federal en Alabama y difundidos por el periodista Nicholas Kristof en el New York Times.
Lo que en ese contenido se detalla es una estructura sistemática de permisividad y complicidad con el crimen.
Las revelaciones son devastadoras
Pornhub, propiedad de la empresa canadiense MindGeek, no solo albergó este tipo de contenido ilegal y aberrante, sino que permitió conscientemente su permanencia en la plataforma.
No estamos hablando de un puñado de vídeos que pasaron desapercibidos.
Estamos hablando de centenares de miles de contenidos, muchos de los cuales fueron etiquetados directamente por los usuarios como violaciones o abusos sexuales de menores, y que siguieron disponibles al público a pesar de las advertencias.
La política interna de la empresa requería al menos 16 reportes para que un video fuera retirado.
En algunos casos, los videos acumularon cientos de millones de visualizaciones antes de ser finalmente eliminados.
El problema no era la ignorancia. Era la codicia.
Los documentos internos muestran conversaciones entre empleados que no solo sabían lo que estaba pasando, sino que bromeaban al respecto. Uno escribió: “Espero no tener problemas nunca por tener esos videos en mi computadora, ¡jajaja!”. Otro advertía sobre la presencia de “Mucho material de masaje infantil”, usando un término cínico para referirse a abuso sexual infantil.
Codicia y ganancias
Estos mensajes son el retrato perfecto de una cultura empresarial corrompida. Una cultura donde la búsqueda de clics, reproducciones y dinero fue más importante que la dignidad y la seguridad de los niños. Como bien escribe Nicholas Kristof: “Para mí, los documentos subrayan lo primordial que puede ser la búsqueda de ganancias y por qué nunca deberíamos confiar en que las empresas tecnológicas se vigilen a sí mismas.”
En respuesta a las crecientes críticas, Pornhub ha introducido en los últimos años algunas medidas: restricciones a la descarga de vídeos, eliminación masiva de contenido no verificado, y supuestas revisiones más estrictas. Sin embargo, los críticos siguen siendo escépticos.
¿Cómo confiar en una empresa que permitió que el abuso infantil se convirtiera en contenido viral?
El caso Pornhub muestra lo que sucede cuando la tecnología opera sin ética, cuando la pornografía se normaliza como industria inofensiva, y cuando las plataformas digitales no rinden cuentas ante nadie.
La explotación sexual infantil normalizada cuando es un delito.
Lo que estas revelaciones exigen es una revisión profunda del sistema que ha permitido que esto suceda.
Esto incluye a legisladores, reguladores, entidades financieras que procesan pagos, empresas tecnológicas que ofrecen alojamiento y distribución de contenido, y a todos aquellos que han mirado para otro lado durante demasiado tiempo.
Y también nos incluye a nosotros, como sociedad. Porque hemos tolerado que la industria del porno se instale en nuestras vidas como si fuera una forma legítima de entretenimiento.
1 Comentario. Dejar nuevo
Pero… ¡qué!
Ni nombres. Ni sanciones.
¡Ay de que hubiera sido un cura pederasta!
Ahí estarían los tribunales, la prensa entera, la sociedad entera, de éste y de otros planetas, condenando a todos en el clero, incluido el Papa a que los emasculen, los mantengan perpetuamente en el pasillo de la muerte y publiquen todos los días sus fotos.
No se trata de que a los curas culpables los perdonen. Se trata de que a mismo delito, misma condena.