Vivimos tiempos en los que muchos jóvenes sienten que la vida no tiene sentido, muchos de ellos viven solo pensando en el fin de semana. La falta de un propósito claro, la relativización de los valores, el abandono de las virtudes y la ausencia de referentes sólidos generan un vacío existencial en las nuevas generaciones.
Este fenómeno no es casualidad, sino el fruto de una corriente filosófica que se ha infiltrado silenciosamente en la cultura: el nihilismo.
¿Qué es el nihilismo y qué impacto tiene en los jóvenes?
El nihilismo es la creencia de que la vida no tiene ningún significado objetivo, ningún propósito, ningún valor absoluto. Friedrich Nietzsche, uno de sus principales exponentes, hablaba de la «muerte de Dios», refiriéndose a la desaparición de los principios religiosos como guía para la vida. Como consecuencia lógica, cuando se elimina toda referencia a una verdad objetiva, las personas sólo responden a sus propios impulsos, deseos y opiniones sin un fundamento sólido. Ya no soy criatura, soy mi creador.
Esta falta de referencias externas sólidas tiene un impacto profundo en nuestros jóvenes, en forma de inseguridad, ansiedad, vacío existencial y desesperanza.
La falta de norte, de propósito en la vida, es una de las principales causas del impactante aumento de la depresión y el consumo de fármacos en adolescentes y jóvenes.
Estadísticas alarmantes sobre la salud mental de los jóvenes en España
Un reciente estudio del centro de investigación de la Infancia y Adolescencia de la Universidad Miguel Hernández ha concluido que:
- La depresión es el problema de mayor relevancia en la infancia y la adolescencia.
- El 50% de los adolescentes encuestados han sentido que no merece la pena vivir la vida.
- El 55% de menores y jóvenes han pensado en alguna ocasión en quitarse la vida.
- El 18% de los adolescentes reconoce haber realizado algún intento por quitársela.
Estos aterradores datos confirman la magnitud del problema y reflejan una realidad preocupante: muchos jóvenes no encuentran el sentido de su vida, lo que los lleva a la desesperanza.
La cosmovisión cristiana, un antídoto contra el nihilismo
Frente a esta crisis existencial, la visión cristiana del hombre en el mundo ofrece respuestas sólidas y esperanzadoras. La fe en Jesucristo nos enseña que fuimos creados por amor de un Dios Padre, que en el amor del Espíritu Santo nos dio a su hijo Jesucristo que está vivo entre nosotros, que nos ama profundamente y que nos ha otorgado una dignidad infinita y una misión personal e intransferible a cada uno de nosotros.
Esta visión del hombre, aporta sentido, ofrece valores objetivos como la verdad, la bondad y la belleza. Fomenta la práctica de la caridad, la generosidad y la esperanza.
Ofrece una comunidad de fe, y cuando llegan los malos momentos, enseña también a encontrar un sentido al sufrimiento, a confiar en Dios y no caer en la desesperación.
Como afirmó Juan Pablo II en su encíclica «Redemptor Hominis» sólo Cristo revela plenamente al hombre al propio hombre, es decir, solo en Dios el hombre encuentra su verdadera identidad y felicidad.
Alejado de esta visión, el hombre moderno, nihilista, se queda sin horizonte existencial, tiende a usar a las personas tratándolas como un medio, no como un fin, cayendo muy fácilmente en la desesperanza y la infelicidad.
Cinco consejos prácticos para ayudar a nuestros jóvenes a combatir el nihilismo
Los padres y los profesores tenemos un papel fundamental en evitar que nuestros hijos caigan en la trampa del nihilismo. Aquí algunos consejos prácticos:
- Fomenta en ellos la búsqueda de la verdad
No dejes que tus hijos se conformen con el relativismo. El relativismo es el primer paso hacia el nihilismo. Enséñales que la verdad existe y que merece ser buscada y no dejar de hacerlo hasta encontrarla. - Dales un propósito trascendente
Ayúdales a descubrir que su vida tiene un sentido mayor que el éxito material. Enséñales que su felicidad máxima estará en encontrar la misión que ellos tienen en la vida, su misión. - Cultiva una vida espiritual en familia
La oración, los sacramentos y la vida de fe son claves para conformar esta cosmovisión cristiana y tener una relación directa con Jesucristo, fuente de amor y de esperanza. - Enséñales a afrontar el sufrimiento con sentido
No sobreprotejas a tus hijos del dolor cuando este llegue a sus vidas. El cristianismo nos enseña que el sufrimiento tiene un valor redentor cuando se une a Cristo. - Rodéalos de una comunidad sana cuando son niños
Cuando aún son niños busca para ellos grupos juveniles, movimientos católicos, comunidades fuera del colegio y la familia que les procuren un entorno seguro cuando llegue la adolescencia. Con 13 años ya es tarde… hay que empezar con 6. La fe no se vive en solitario.
Los padres son los primeros educadores de la fe. Si en casa se vive con alegría y convicción la verdad del Evangelio, los hijos encontrarán un faro de luz en medio de la confusión del mundo.
Ofrece una comunidad de fe, y cuando llegan los malos momentos, enseña también a encontrar un sentido al sufrimiento, a confiar en Dios y no caer en la desesperación Compartir en X