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¿Por qué Cristina Pedroche ha bautizado en secreto a su hija?

Iglesia

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Cristina Pedroche, durante su intervención en el podcast «Poco se habla», compartió que su hija Laia, fruto de su relación con el reconocido chef Dabiz Muñoz, fue bautizada en secreto en la parroquia de Santa Eulalia, situada en su barrio de siempre, en Entrevías.

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La noticia pilló por sorpresa a la audiencia: «He bautizado a mi hija en secreto. Estuvimos  Dabiz, y sus padres y los míos. Y nadie más».

Este acto, aparentemente sencillo y anecdótico, refleja una necesidad en el corazón de una madre. Cristina comentó: «De repente ahora soy súper creyente. Necesito que alguien más la proteja… es como que necesito que alguien más me ayude a protegerla»

Sus palabras muestran una verdad universal en el corazón de una madre: el deseo de proteger y cuidar a sus hijos no solo en lo material. Este sentimiento, tan humano y esencial, es un reflejo de la búsqueda de algo más allá de lo visible, de una ayuda que trasciende lo mundano. La fe, en ese sentido, se ha presentado como una respuesta natural al anhelo de protección que nace en el corazón de una madre.

Más allá de una tradición familiar o un ritual

El bautismo, tal como lo enseña la Iglesia católica, es el sacramento que nos abre las puertas de la vida espiritual, borrando el pecado original y haciéndonos hijos de Dios. 

Mediante el bautismo, Cristina ha dado a su hija un regalo inestimable, quizás sin ser plenamente consciente de la profundidad teológica que encierra. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, por el bautismo «somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión» (CIC 1213).

Este sacramento no es solo una tradición o un ritual familiar, el bautismo no sólo abre las puertas a los demás sacramentos, sino que nos otorga la gracia santificante y nos inserta en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia. Laia. la hija de Cristina y Dabiz, ha sido incorporada a la Iglesia por el bautismo, lo que marcará para siempre su alma con un sello indeleble como «nueva criatura» (2 Co 5,17; Ga 6,15).

Intuir la necesidad de Dios

Pedroche, quien reconoció que la maternidad la ha transformado, confiesa: «Es que después del verano me he dado cuenta de que la vida es muy corta». Este despertar ante la fugacidad de la vida y la grandeza del milagro de la existencia es algo que muchos padres experimentan con la llegada de un hijo. Es en este punto donde el corazón humano, como está bien hecho, comienza a intuir la necesidad de Dios.

La belleza de un hijo recién nacido, su fragilidad y perfección, nos hablan de un Creador que nos llama a reconocer Su presencia y confiar en Su providencia.

Cristina Pedroche ha expresado su deseo de proteger a su hija más allá de lo que ella misma puede hacer. Tal vez, el bautismo de Laia sea un signo de esa búsqueda, y aunque Pedroche no se define como una persona profundamente religiosa, sus palabras y acciones dejan intuir su necesidad de búsqueda y respuestas. Como bien sabemos, el Señor se vale de todos los caminos para llegar al corazón del hombre, y el amor de una madre puede ser el instrumento que Dios utilice para revelar Su amor infinito.

Como Cristina sugirió en sus declaraciones: «Ahora me queda casarme por la iglesia». El Señor tiene sus tiempos y caminos misteriosos, y lo que comenzó como un acto de amor materno podría ser el inicio de una mayor apertura al amor de Dios.

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