En la era post-Colau, el Ayuntamiento de Barcelona, bajo la batuta del alcalde Jaume Collboni, ha presentado un nuevo concepto de pesebre en la plaza Sant Jaume, una representación que se desmarca de la tradición cristiana, al igual que en años anteriores.
El escenógrafo Ignasi Cristià propone un pesebre inspirado en la tradición napolitana pero con un toque distintivamente barcelonés, reflejando la diversidad y vida cotidiana de la ciudad.
El pesebre, que se exhibirá del 1 de diciembre al 6 de enero, es una estructura semicircular de impresionante tamaño, con una altura de 7,5 metros y una anchura de más de 15 metros. La obra conmemora el 800º aniversario de la tradición del pesebre en Barcelona, aunque se aleja de los pesebres tradicionales, vacía la Navidad del sentido religioso y sigue la línea de montajes polémicos anteriores en la plaza mayor de Barcelona.
Este gran retablo alberga 70 personajes, representando la diversidad barcelonesa a través de un enfoque inclusivo. La obra recuerda a los retablos napolitanos del siglo XVIII, donde se representaba la sociedad de la época en miniatura.
En este caso, Barcelona se convierte en el escenario de las diversas escenas navideñas, pero con la dinámica de una metrópoli mediterránea contemporánea.
Las redes sociales se ceban con el supuesto pesebre del Ayuntamiento de Barcelona
Las figuras del belén son impresiones fotográficas sobre resina troquelada y lonas de gran formato, soportadas por una estructura de andamios de madera y hierro. Estas imágenes, con licencia creative commons, están tratadas para parecer graffitis urbanos, vinculando así el pesebre con el arte callejero de Barcelona y alejándolo de su mensaje cristiano.
El diseño incluye múltiples escenas: trabajadores manuales, ángeles, una joven familia, músicos, niños leyendo, y hasta una caganera contemporánea. El autor compara el proyecto con una caja escénica o una postal tridimensional a partir de figuras planas.
Los verdaderos pesebres en Barcelona
Para los amantes de las tradiciones y el sentido cristiano del pesebre, el Museu Marès y el monasterio de Pedralbes ofrecen alternativas con belenes que recrean épocas históricas, disponibles hasta el 7 de enero y el 2 de febrero, respectivamente.
Este enfoque moderno y diverso del pesebre en la plaza Sant Jaume representa un cambio en la celebración de la Navidad en Barcelona, uno que se aleja del sentido religioso tradicional para abrazar una visión laicista y cristianofóbica.
1 Comentario. Dejar nuevo
Vistas las horteradas que montaba el consistorio Colau, este panel es una gloria. Y visto en sí mismo, incluso me parece bello, en conjunto y en cada una de sus partes.
El problema está en que este montaje se confunda con un Pesebre. Porque el Pesebre es una figuración de la Navidad, y la Navidad conmemora el nacimiento de Jesús, acontecimiento que es el centro del Pesebre y que orienta, atrae y da sentido a todas sus figuras.
Es cierto que en el centro de este panel hay una mujer y un hombre jóvenes que contemplan a un bebé en sus brazos, con un buey y una mula a su lado y unas pastoriles ovejas que pasan por delante, lo cual es una clara referencia al Pesebre tradicional. Pero es que el resto de personajes van todos a su bola, sin que nadie esté pendiente del recién nacido. A la derecha del panel están los tres Magos ataviados como siempre, pero no van al encuentro con el recién nacido guiados por estrella alguna, aunque no hay descartar que lleven un GPS. Sea como sea, parecen colocados ahí para que no se diga que faltan, lo mismo que ocurre con la figura del “Caganer”, que ahora han transformado en “Caganera” para cumplir con la cuota feminista… o en virtud de la ley Trans, vete a saber.
En conclusión: este panel no es en absoluto un Pesebre, aunque pretenda serlo. La Navidad es una fiesta cristiana con un sentido religioso muy concreto. El Ayuntamiento, en su calidad de no-confesional y como representante de todos los ciudadanos de Barcelona, debería abstenerse de confundir a los paseantes con este tipo de pastiches híbridos que carecen de consistencia. Con un cartel luminoso deseando “Bones festes” ya cumplirían. Y el dinero que les ha costado esta enormidad superflua (100.000 euros, ahí es nada) podrían dedicarlo a satisfacer auténticas necesidades, que esta es la función del Ayuntamiento.
Por lo demás, no entiendo qué Navidad, Natividad o Nacimiento puede celebrar una sociedad como la española, por ejemplo, en la que cada año se aborta legalmente, para evitar que nazcan, a cerca de cien mil seres humanos que viven en el seno materno.