El ministro de Defensa de Colombia, Iván Velásquez, ha anunciado una investigación contra el jefe de Policía Henry Sanabria. ¿La razón?, haberse mostrado firme a sus principios católicos en su actividad al frente del cuerpo de seguridad del Estado colombiano. Una persecución religiosa de libro.
La persecución religiosa ejercida en este caso por el Gobierno del país latinoamericano responde a una cruzada que algunos partidos políticos ejercen abiertamente contra la manifestación pública de lo católico, en un intento de desplazar cualquier manifestación de fe de la vida pública.
El Ministerio de Defensa ha abierto una “investigación interna” que acusa a Sanabria después de la publicación por parte de la publicación Semana en la que se refiere a 12.000 policías que portan el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y asocia la situación a su condición de homosexuales.
Por políticamente incorrecto que sean las manifestaciones del jefe de la Policía, apunta un hecho que es de rigurosa verdad: el colectivo homosexual representa altísimas tasas de transmisión de enfermedades sexuales representando, sin embargo, un porcentaje muy inferior porcentualmente en la sociedad. Un ejemplo es Cataluña, que ha visto incrementarse los casos de sífilis, gonorrea o VIH con especial incidencia en las relaciones entre personas del mismo sexo. LA razón: el estilo de vida que propone de manera generalizada esa condición.
Homosexualismo, aborto y condón
El jefe de Policía colombiano Henry Sanabria constataba en la entrevista que “como somos tantos [policías], hay una comunidad LGBTIQ grande en la institución”. Asimismo, también criticaba el uso del condón por ser “abortivo”, y narra exorcismos como parte de su lucha contra “el diablo” y cita varios pasajes de la Biblia. También niega que haya expulsado a policías por haber sido infieles, pero comenta que “ojalá se pudiera”.
Por su parte Velásquez ha afirmado que los comentarios de Sanabria sobre los policías LGBTI también son parte de las averiguaciones que realiza el Ministerio. Ha señalado que no sabe cómo el jefe de la Policía tiene los datos que menciona: “A ningún miembro de la institución se le pregunta cuál es su orientación sexual”, afirma.
Las voces anticatólicas no se han dejado esperar, el presidente del Senado, Roy Barreras, ha señalado en Twitter que Sanabria vive “en la Edad Media”. En una cruzada contra este católico consecuente, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, criticó que el jefe de la Policía dedicase su tiempo a dar apreciaciones personales que son “sesgadas, discriminatorias y faltas de rigor científico”.
Por su parte, la Presidencia ha mantenido la cautela. El presidente de la República, Gustavo Petro, no criticó las declaraciones de Sanabria y prefirió enfatizar en la necesidad de respetar la libertad religiosa. “La discusión tiene que ver con dos temas. Uno, las creencias religiosas de él, que tienen que ser respetadas. No perseguiríamos a nadie por una creencia religiosa. Lo otro es la separación que tiene que haber del funcionario y sus creencias, que la creencia no termine afectando”, remarcó. En la misma línea se ha expresado Velásquez: “Admitimos la libertad religiosa, pero no puede ser un criterio para el manejo de la institución”.
La persecución religiosa ejercida en este caso por el Gobierno del país latinoamericano responde a una cruzada que algunos partidos políticos ejercen abiertamente contra la manifestación pública de lo católico Share on X
1 Comentario. Dejar nuevo
Aquí hay que reconocer que, si la información es exacta, este señor hace un muy mal uso de su catolicismo al desear poder expulsar a policías por ser «infieles», entiendo que en el sentido de no católicos. La afirmación de que el preservativo es abortivo es absurda, ya que este dispositivo evita la fecundación. Y que haga exorcismos tampoco cuadra, los exorcismos deben ser realizados por sacerdotes con una formación especial. Es comprensible y hasta inevitable que las autoridades no aprueben su actitud. Con el catolicismo estas extravagancias no tienen nada que ver. Confundirlas con creencias religiosas serias perjudica mucho a la fe católica. Desgraciadamente no faltan católicos descarriados que, queriendo o no, hacen mucho daño a la fe, tanto desde posiciones presuntamente «progresistas» como pretendidamente «tradicionalistas».