En su reflexión durante el Ángelus de este domingo, el Papa Francisco enfatizó el poder transformador del perdón ilimitado y su esencialidad en la vida cristiana, aludiendo al pasaje evangélico en el que Jesús destaca la infinita misericordia de Dios.
Basándose en el diálogo evangélico entre Pedro y Jesús, donde Pedro pregunta cuántas veces se debe perdonar, el Papa expresó la necesidad de un perdón ilimitado: «No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete«, cita Francisco de las palabras de Jesús, haciendo énfasis en que «cuando se perdona no se calcula, ¡que es bueno perdonar todo y siempre!».
«El perdón es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio», expresó el Pontífice, subrayando la idea de que el perdón no es una simple buena acción, sino un comportamiento esencial para identificarse como cristiano. Francisco también señaló que fuera del perdón «no hay esperanza; fuera del perdón no hay paz», presentándolo como el antídoto al odio y rencor que a menudo se encuentra en la sociedad.
Resumiendo, la parábola contada por Jesús sobre la misericordia de un rey frente a la actitud despiadada de un siervo, el Papa Francisco reafirmó que «Dios perdona de modo incalculable, excediendo toda medida». Este mensaje es un recordatorio constante de que, aunque no podemos equiparar nuestra capacidad de perdón a la de Dios, imitar ese acto de amor es un llamado cristiano fundamental.
Hacia el final de su reflexión, el Papa sugirió un «pequeño ejercicio» para sus oyentes: pensar en alguien que los haya herido y pedir la fuerza para perdonar a esa persona. «Y perdonémosla por amor al Señor: nos hará bien, nos devolverá la paz a nuestro corazón», concluyó.
Con este mensaje, el Papa Francisco nos insta a reflexionar sobre la misericordia divina, sobre cómo nos sentimos perdonados y sobre la importancia de extender ese perdón a quienes nos rodean, sembrando así «vida nueva» y testimonio de amor.