En un extenso documento hecho público esta semana, la asociación e-Cristians denuncia a partir de argumentos consistentes el señalamiento de la Iglesia católica como institución que más sufre la lacra de la pederastia. Algo que es radicalmente opuesto.
«Es muy extraña, a poco que se piense, la persistencia en situar el foco de la pederastia solo en la Iglesia católica, como si fuera solo en ella donde se concentrara tal perversión, o algunos de sus miembros aportaran un gran número de casos en relación con este mal», afirma el documento.
Para la asociación, un segundo motivo de extrañeza es la permanencia y reiteración en el tiempo, dado que las primeras acciones contra la organización católica se inician en el año 1992 en el área anglosajona. Es decir, hace tres décadas. Desde entonces han proseguido, a pesar de la evidencia de que la mayoría de estos casos estaban prescritos y además correspondían a los años anteriores a los ochenta.
Al mismo tiempo, esta insistente mirada atrás es estrábica, porque la cultura moral que eclosiona en el “Mayo 68” proclama la necesidad de legitimar la pedofilia, «pero esta dimensión social y cultural y las personas que la lideraron siempre han quedado fuera de foco», se recuerda. «Pero ni los medios de comunicación ni las instituciones políticas y de gobierno parecen interesadas en recordar el contexto cultural, cuya semilla ha determinado un crecimiento exponencial de la pederastia oculta», apunta e-Cristians.
El papa emérito Benedicto XVI reflexionaba en 2019 en estos términos:
“Podría decirse que en los 20 años de 1960 a 1980, las normas hasta entonces vinculantes con respecto a la sexualidad colapsaron por completo, y surgió una falta de norma que hasta ahora ha sido objeto de laboriosos intentos de interceptación (…). Parte de la fisonomía de la Revolución del 68 fue que la pedofilia también se diagnosticó como permitida y apropiada”.
Una inexplicable ignorancia de las instituciones políticas
En aquella época el argumento antropológico básico para llegar a la conclusión de que las relaciones sexuales entre adultos y niños existían es que eran ampliamente aceptadas en otras sociedades y, por lo tanto, su rechazo actual en nuestro marco cultural occidental era contingente y arbitrario.
En la Declaración de los Derechos del Niño de la ONU, de 1959, no hay referencia al abuso sexual, y hay que esperar treinta años, hasta 1989, para que tal cuestión aparezca, recuerda el documento.
E-Cristians considera que «no es gratuito considerar que los minoritarios casos de pedofilia y pederastia a cargo de miembros de la Iglesia se dan precisamente antes de la década de los ochenta, y esta es la causa por la que las indagaciones actuales, más que perseguir responsabilidades penales, hagan más bien un relato histórico, porque solo mediante esta acumulación se consigue un número suficiente de casos. Pero, al concentrar tanto el foco de atención, están ocultando la historia y la extensión de la pederastia en nuestra sociedad durante aquellos mismos años«.
Cabe recordar que hoy en día todavía existe la organización Nambla, que significa North American Man/Boy Love Association. Esta organización, radicada en Nueva York y San Francisco, defiende que no debe haber una edad mínima para mantener relaciones sexuales entre personas. Es, por tanto, una organización de activismo pedófilo que fue creada en 1977. Pero, lo más interesante del caso es que formaba parte de ILGA, la Asociación Internacional de Gais y Lesbianas desde 1983. «Era un miembro de pleno derecho y solo fue excluida de la internacional gay y lésbica cuando esta entidad pidió ser miembro de las organizaciones no gubernamentales de Naciones Unidas. Este hecho comportó numerosas protestas y condujo a la internacional homosexual a excluir a Nambla de su organización, porque de lo contrario no habría logrado el reconocimiento que buscaba», se recuerda.
En ese sentido, e-Cristians detalla una enorme lista de literatura científica partidaria de la pederastia y de la apertura sexual en edades muy tempranas.
Un caso espectacular de la impunidad, explica e-Cristians, ha sido el del presentador de la BBC Jimmy Savile. En una fecha muy tardía, diez años después de su muerte, la emisora que lo encumbró emitía el reportaje “Depredador” que entonces sí ponía fin a años de silencio e informaba de los múltiples y reiterados abusos sexuales que cometió en ejercicio de su cargo y teniendo a favor su notoriedad y sus relaciones con políticos y famosos. En realidad, en 2013 la Policía Metropolitana de Londres revisó casi 500 denuncias por violación. La conclusión era que, como mínimo, había cometido 214 delitos contra la libertad sexual, de los que habían sido víctimas 70 mujeres y niñas, una de ocho años. La fama le facilitó la oscuridad para sus abusos. Solo un año después de su muerte, en el 2011, empezaron las investigaciones. Una auditoría independiente estableció que “la cultura corporativa de la BBC permitió a Savile pasar desapercibido”. ¿Cómo se hace para pasar desapercibido con 70 mujeres y niñas abusadas y 500 denuncias? Solo cuando todos colaboran mirando hacia otra parte. Y esta “generosidad” con Lavin contrasta con esta información del año 2001, con el presentador en plena acción depredadora, en la que El País -siempre El País y la Iglesia católica- informa que una Comisión -siempre una comisión- concluye que la “policía debería investigar a fondo el pasado de los clérigos y voluntarios laicos que colaboran con la Iglesia católica en el Reino Unido para evitar abusos de menores” (Un informe sobre pederastas en la Iglesia católica aconseja que la policía investigue a los curas. El País. 18/4/2001). El contraste es escandaloso: hay que vigilar a los católicos que colaboran con la Iglesia, el resto -la mayor parte- del problema no importa. Si esto no es “marcar”, criminalizar a todo un grupo de población debido a su confesión religiosa, ya nos dirán. Y la cuestión siempre es la misma, ¿Por qué solo los católicos?
Ya en 1994 el Ministerio de Asuntos Sociales de España encargó al Dr. Félix López un informe que, entre otras cosas, apuntaba que los abusos a menores cometidos por maestros y profesores afectaban al 23% de las niñas y al 10% de los niños. No abundan los estudios, pero, los pocos que hay, deberían haber promovido el escándalo al mostrar el desinterés de los poderes públicos hacia una práctica desbocada. Esto ya da idea del desinterés político, académico y mediático.
Si, desde medianos de la década de los noventa, es público y notorio que los abusos sexuales en la infancia afectan entre el 14% y 22,5 % de las niñas y en torno al 10% de los niños, ¿por qué los gobiernos, defensores del pueblo, medios de comunicación como El País, lo han ignorado?
La pederastia y la irregular actuación de la Fiscalía
E-Cristians recuerda la actuación de la Fiscalía, que inició una investigación ordenada por la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, y que muestra así mismo, un criterio perjudicial dudosamente compatible con la “defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley”, porque actúa con la misma inequidad que la propuesta del PSOE, acentuando su carácter sesgado: cuando era Fiscal General la señora María José Segarra Crespo, siendo ministra de Justicia la actual titular de la Fiscalía, ya se ordenó un procedimiento semejante, pero sobre todos los casos, y no solo de aquellos que tenían como presunto autor a un hombre de Iglesia. Aquella tarea quedó en nada y, ahora, al reemprenderla, la señora Delgado solo se dedica al 0,2%. ¿A qué se debe este cambio y restricción tan extraordinario?
Todo ello no es otra cosa que el corolario de una campaña iniciada por el diario El País, que tiene como objeto “marcar” a los miembros de la Iglesia católica, asociándolos a la pederastia y dejando fuera de foco la dimensión social de este delito y, de hecho, encubriendo la importancia de otros sujetos mediante el uso de un chivo expiatorio en las personas vinculadas a la Iglesia católica. La campaña ha llegado a un extremo tal que ha habilitado un teléfono para denuncias anónimas, estimulando casi todo tipo de abusos y arbitrariedades, que el propio periódico alienta y recoge. Nada más lejos de la deontología mínima de un medio de comunicación. Al actuar de esta manera, la actual dirección de El País ha demostrado aquella carencia de principios deontológicos, y nada explica que tal déficit se limite solo al caso que analizamos. La ética, se tiene o no se tiene.
La pederastia es un delito muy grave y por desgracia muy extendido en nuestra sociedad. Precisamente por ello es necesario que los poderes públicos actúen, pero con probidad y justicia, y vayan al fondo del problema.
Ante ello, e-Cristians propone cuatro tipos de medidas: que se estudien todos los casos cometidos; que se precise el objeto, la tipificación de los presuntos delitos, el perfil de las víctimas, menores masculinos o femeninos, la relación corporativa de los autores, las responsabilidades de las administraciones públicas y el periodo de tiempo que debe comprender la investigación. La metodología es decisiva y no puede dar lugar a arbitrariedades; que la indagación de la Fiscalía incorpore así mismo todos los casos de pederastia; y que la Comisión no inicie sus tareas hasta que la instancia fiscal haya finalizado las suyas y presentado su informe.
Finalmente, e-Cristians comenta, a su juicio, el enfoque equivocado de las instituciones eclesiales: «lo inexplicable es la reducida capacidad de la institución eclesial católica para salir de debajo del foco y reclamar justicia. Si ni siquiera sabe reclamar justicia para sus obispos, sacerdotes y religiosos, y los católicos en general, ¿cómo se puede pensar que mantiene realmente esa capacidad por hechos más lejanos a sí misma?».
«En lugar de reclamar de la sociedad y de las instituciones públicas un abordaje completo y a fondo de la pederastia, lo que hacen es insistir en su protagonismo en esta materia. Esta vía no solo perjudica a la propia institución, sino que además contribuye, aunque no sea su voluntad, a mantener el ocultamiento de este mal social a base de seguir haciendo de chivo expiatorio», concluye.
Ver el documento: Informe a la mayoría
2 Comentarios. Dejar nuevo
Tanto en asuntos pederastia como en casi todos los otros asuntos,la Católica Iglesia es el pretexto que desvía la atención sobre otras instituciones, pero… ¿Por qué? Creo firmemente que la jerarquía católica, especialmente la española, reacciona pusilánimemente tarde, mal y nunca, ante este y casi todo otro problema, para o no ser tachada de añorante o, lo más seguro vive en Babia, sin conexión ni preparación en absoluto para afrontar la persecución religiosa global que se avecina. Están en tan altos cargos eclesiales para lucir mitra y ostentar báculo, en sus muy excesivamente turiferadas celebraciones sin réplica, que toman, por tan de autobombo, como muchos de los agasajados niños de primera Comunión y,salvo excepciones, nada quieren saber de las intenciones y programas descristianizadores del Nuevo Orden Mundial en la vida pública.Su homilética es, en general, detérrima y está enrocada en una lírica subjetivista omfálica… Creo que tanto en España como, en general, en Occidente,la vitalidad nos ha abandonado, va en declive y no está animada por el Espíritu que es el único que da vida.
[…] Concertada, Eutanasia, Aborto, Matrimonio, Familia… Incluso a la propia institución con el vergonzoso dictamen sobre la pederastia encargado por el Gobierno social comunista de […]