Cuando en una sociedad, destacados medios de comunicación engañan o mienten objetiva y descaradamente, cuando las instituciones políticas de las que dispone el país también utilizan el engaño y la discriminación retorciendo las leyes para una aplicación torticera, porque no se ajusta a la ley y a la moralidad, y esto sucede solo referido a un sujeto colectivo, la Iglesia católica, y un grupo social, los católicos, es manifestación clara de que está sucediendo algo muy grave en un país que precisamente tiene precedentes trágicos de intentar eliminar a aquel sujeto y a aquel grupo por el simple hecho de existir.
No darse cuenta de esto resulta suicida. Abordarlo desde la pretensión de confundirse con el bosque o salir seco de la piscina llena de agua es una inmensa tontería, una gran estupidez, aunque se revista de pretendidas frases evangélicas. Porque el evangelio exige el reconocimiento de la realidad: “¡Hipócritas! Vosotros sabéis entender el aspecto de la tierra y del cielo y no sabéis entender cuál es el tiempo en el que vivimos” ( Lc 12,56).
Vayamos a los hechos:
El País viene publicando de forma reiterada una información que dice estar basada en el Informe del Defensor del Pueblo sobre los casos de pederastia en la Iglesia, que no responde a los hechos. Sostiene que del Informe se desprende que se han producido unas 440.000 víctimas de pederastia en la Iglesia católica, como consecuencia de agregar las respuestas de un 0,63% de entrevistados que dicen haber sido abusados directamente a manos de sacerdotes o religiosos; es decir, solo tienen 50 personas de un total de 8.000 de la muestra y un 0,5% de personas laicas relacionadas con estas instituciones y, por tanto, con solo 40 representados en dicha muestra. De esta mínima expresión, deducen la cifra de 440.000 víctimas habidas entre la población de 18 a 90 años.
No hace falta ser un experto en demoscopia y estadística para afirmar que tal proyección es un despropósito. Técnicamente, la encuesta presenta un margen de error del 1% y, por tanto, aplicado a aquellos resultados señala que carecen de toda significación para establecer una proyección como la que se practica: la submuestra es demasiado reducida para el margen de error.
Pero es que, además, hacen un uso fraudulento del Informe, dado que en su página 36 advierte específicamente: “señalar que la comisión asesora considera que no ha formado parte de su cometido hacer un cálculo del número de personas afectadas por abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica. Ni siquiera se ha propuesto realizar una aproximación a esta cantidad”. Más claro el agua… Es un Informe que no sirve para cuantificar el número de víctimas, según los responsables de este. El País oculta a los lectores esta advertencia a fin de engañarlos.
Aplicando la misma lógica de proyección al conjunto de los resultados; es decir, los que expresan el 99% restante de los agresores, se obtendría una cifra multimillonaria de agredidos de fuera de la Iglesia; tan grande, que es sorprendente que El País ignore su relevancia y no repare en sus consecuencias, ni informe sobre un hecho tan extendido, como mínimo con la misma atención que dedica al 1,13%.
Por esta razón, e-Cristians se ha dirigido a la Defensora del Lector de dicho periódico, Soledad Alcaide, pidiendo que restituya la realidad de los hechos, es decir, la verdad. El caso que harán a la petición mostrará la deontología de la dirección y responsables de El País.
El caso de otro periódico de raigambre es quizás peor. Se trata de La Vanguardia de Barcelona, que ha publicado, incluso en portada, y ha reiterado que “más de 400.000 personas han sido víctimas de abusos por parte de algún sacerdote o religioso. Así lo ha relatado el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, en el informe…”.
Esta información, como La Vanguardia sabe o debería saber, es radicalmente falsa. Es una fake new publicada en portada. Lo es porque en ningún momento el Informe cita ninguna cifra y como ya hemos visto advierte de todo lo contrario. Simplemente, el periódico de Barcelona hizo de subalterno de El País, dio gato por libre y atribuyó al informe oficial lo que solo era una especulación del diario madrileño. Lo cual ya da una idea del tipo de periodismo que practica en determinadas cuestiones.
También a este medio de comunicación se ha dirigido e-Cristians solicitando del Defensor del Lector la correspondiente rectificación.
Y qué decir del Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, que emprende una cruzada personal contra la pederastia en la Iglesia, ignora deliberadamente el contexto de casos que se producen, también en los ámbitos de las administraciones públicas, algo que ya hizo en su etapa de ministro de Educación, cuando ignoró toda información que confirmaba el elevado número de casos en la escuela, particularmente en la pública.
Y el propio presidente del gobierno, Pedro Sánchez, que en el marco solemne del Congreso de los Diputados y en el transcurso de su discurso para presentar su opción a presidir un nuevo Gobierno, se refirió a la pederastia, sí, pero solo ceñida a la Iglesia, olvidándose del 99% de las víctimas y delincuentes porque no pertenecen a esta Institución, ni son católicos que tienen relación con ella.
Y qué decir de un Congreso de los Diputados que aprueba por mayoría una proposición no de ley, que da pie al Informe del Defensor del Pueblo, que constituye un objetivo y flagrante acto de discriminación, porque señala que se examine la pederastia, pero solo en los casos en los que aparezcan personas de la Iglesia Católica, a pesar de saber que se trata de una pequeña fracción y cuyo resultado final, como así ha sido, ofrecerá una visión sesgada del problema. Por ejemplo, con más casos de abusos en niños que en niñas cuando la realidad es abrumadoramente la opuesta, o una sobrerrepresentación de la querencia homosexual.
¿Y qué protección nos queda cuando el Tribunal Constitucional ignora el recurso de amparo por aquella causa presentado en tiempo y forma?
Los católicos, la propia Iglesia, la institución eclesial ha de asumir la realidad en toda su dimensión y gravedad. La propia Santa Sede debe hacerlo, porque de no ser así, como hasta ahora ha sucedido, será echarnos de cabeza a los leones. Y si nos fuerzan a ello, pues qué remedio, haremos el sacrificio. Ahora, como consecuencia de la inacción de quienes tienen el deber de dirigir la gran respuesta, de ninguna manera. Menos quejas y más acción.
Manipulación y discriminación: El engaño mediático y político sobre la pederastia en la Iglesia Católica Share on X