Este domingo, 21 de marzo, ha sido el quinto domingo de Cuaresma. En el mismo, el Papa Francisco ha reflexionado durante el rezo del Ángelus sobre el Evangelio del día, según san Juan, invitando a los fieles a sembrar semillas de amor “no con palabras que se lleva el viento, sino con ejemplos concretos, sencillos y valientes”.
San Juan explica un episodio que ocurrió en los últimos días de vida de Cristo, poco antes de su Pasión: Mientras Jesús estaba en Jerusalén para la fiesta de pascua, algunos griegos, llenos de curiosidad por lo que estaba haciendo, expresaron su deseo de verlo.
Los griegos, se acercaron al apóstol Felipe y le dijeron: «Queremos ver a Jesús». El obispo de Roma ha explicado que en la petición de aquellos griegos “se puede ver la súplica que muchos hombres y mujeres, en todo lugar y tiempo, dirigen a la Iglesia y también a cada uno de nosotros: ‘Queremos ver a Jesús’”, según informa Vatican News.
El Santo padre, ante ese episodio, se pregunta: «¿Cómo responde Jesús a esta petición?», y ha contestado: “de un modo que lleva a reflexionar. Dice así: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre […] Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto»”.
Francisco señala que estas palabras “no parecen responder a la petición que habían hecho aquellos griegos” pues en realidad “van más allá”. De hecho, el Papa subraya que “Jesús revela que Él, para todo hombre que quiera buscarlo, es la semilla escondida dispuesta a morir para dar mucho fruto” como diciendo: “si queréis conocerme y comprenderme, mirad el grano de trigo que muere en la tierra, mirad la cruz”.
El Papa y el símbolo del crucifijo para un cristiano
Francisco también se ha parado a reflexionar sobre el signo de la cruz, recordando que a lo largo de los siglos “se ha convertido en el emblema por excelencia de los cristianos”. De hecho –dice– “quien también hoy quiere “ver a Jesús”, tal vez proveniente de países y culturas donde el cristianismo es poco conocido, ¿qué ve en primer lugar? ¿Cuál es el signo más común que encuentra? El crucifijo”.
El Papa explica que el crucifijo lo encontramos en las iglesias, en los hogares de los cristianos, incluso en el propio cuerpo, pero lo más importante es “que el signo sea coherente con el Evangelio: la cruz no puede sino expresar amor, servicio, entrega sin reservas: sólo así es verdaderamente el “árbol de la vida”, de la vida sobreabundante”.
“Mucha gente, a menudo sin decirlo implícitamente, quisiera “ver a Jesús”, encontrarlo, conocerlo” continúa el Papa, y es por ello que es importante comprender la gran responsabilidad de los cristianos y de nuestras comunidades: “Nosotros también debemos responder con el testimonio de una vida que se entrega en el servicio. De una vida que tome el estilo de Dios, cercanía, compasión, que se dona en el servicio». Se trata – subraya – «de sembrar semillas de amor no con palabras que se lleva el viento, sino con ejemplos concretos, sencillos y valientes», «no con condenas de odio sino con gestos de amor».
El Papa Francisco asegura que es entonces que el Señor, con su gracia, «nos hace fructificar, incluso cuando el terreno es árido por incomprensiones, dificultades, persecuciones, pretensiones de legalismos o moralismos».