En un vídeo publicado el 12 de enero de 2023, el politólogo, doctor en economía, escritor y youtuber Santiago Armesilla aborda una cuestión alarmante y de profunda preocupación moral: la progresiva y, a menudo, inadvertida normalización de la pederastia en la sociedad. Todo ello ligado con el origen perturbador de la ideología de género.
A través de una narrativa detallada, Armesilla expone las prácticas y teorías de figuras como Alfred Kinsey y John Money, cuyas investigaciones han influido significativamente en la percepción pública de la sexualidad y el género.
El caso de Kinsey es particularmente perturbador. Este zoólogo, convertido en pionero de la sexología, es conocido por sus estudios sobre la conducta sexual humana. Sin embargo, como denunció la escritora y activista contra la pornografía y el abuso sexual a menores, Judith Reisman, Kinsey no solo abusó de niños, sino que sus estudios presentaban serias deficiencias metodológicas y éticas. Las prácticas abusivas de Kinsey hacia niños y niñas, así como su propio comportamiento pederasta, han sido un tema de debate y crítica durante años.
John Money, creador de los términos «identidad de género» y «disforia de género»
Por otro lado, Armesilla destaca la figura de John Money, un psicólogo neozelandés que acuñó términos como «identidad de género» y «disforia de género». Lo cual da pie a comprender el origen perturbador de la ideología de género.
Money, que también investigó sobre parafilias y pedofilia, defendió la controvertida teoría de la asignación de sexo al nacer y se opuso al determinismo biológico. Sin embargo, sus teorías y prácticas, especialmente en el caso de David Reimer, quien sufrió una reasignación de sexo fallida, han sido ampliamente criticadas y consideradas un fracaso.
El análisis de Armesilla sugiere una preocupante tendencia hacia la normalización de comportamientos parafílicos y pederastas, fundamentados en estudios y teorías cuestionables.
Este fenómeno se enmarca en lo que se conoce como la «ventana de Overton», un concepto que describe cómo ciertas ideas, inicialmente consideradas extremas o inaceptables, pueden llegar a ser normalizadas en la sociedad.
Además, Armesilla señala la influencia de organizaciones internacionales como la ONU, a través de la UNESCO, la Organización Mundial de la Salud, UNICEF y la UNFPA, en la promoción de políticas que estarían impulsando esta normalización. Cita, por ejemplo, materiales educativos que abordan temas sexuales con niños desde edades tempranas, lo que podría interpretarse como un intento de sexualizar la infancia.
En este sentido, la sociedad debe estar alerta y cuestionar activamente las influencias y teorías peligrosas que, bajo la apariencia de progreso y liberación, encubren y normalizar prácticas profundamente dañinas y moralmente inaceptables.
En este contexto, es esencial un examen crítico y ético de las teorías y prácticas en el ámbito de la sexología y la educación sexual, ya que se revela el origen perturbador de la ideología de género como ejemplo. La denuncia de Armesilla sobre las figuras de Kinsey y Money, y su influencia en la teoría y política sexual contemporáneas, subraya la necesidad de un debate abierto y honesto sobre estos temas, siempre con el bienestar y la protección de los menores como prioridad indiscutible.
El ejemplo de Mediaset y la preocupante normalización de la pederastia
En un anuncio que generó una gran controversia en enero de 2023, Mediaset España anunció el lanzamiento de una nueva serie titulada «Escándalo: relato de una obsesión».
La trama gira en torno a Inés, una mujer de 42 años, y su relación amorosa con Hugo, un joven de 15 años. Este argumento ha desencadenado un intenso debate sobre los límites éticos y legales en la representación de relaciones entre adultos y menores en los medios de comunicación.
En España, la edad legal para consentir relaciones sexuales entre un adulto y un menor es de 16 años. Por lo tanto, la serie, al presentar una relación sexual entre un adulto y un menor un año menor que la edad de consentimiento, no solo desafía las leyes, sino que también plantea serias preocupaciones éticas y morales.
La serie transgrede la línea entre el entretenimiento y la promoción de actos ilícitos. La relación presentada en «Escándalo» se encuadra en lo que legalmente se define como estupro, un delito sexual que implica el engaño y el abuso de un menor por parte de un adulto.
Nos encontramos de nuevo ante una representación mediática que se interpreta como un intento de normalizar relaciones que en la realidad son abusivas y perjudiciales.
El hecho de que en la serie la adulta sea una mujer y el menor un varón añade una capa adicional de complejidad al debate. Se plantea la pregunta de si la reacción del público y los medios sería la misma si los roles de género en la serie fueran opuestos.
Esta situación sugiere una posible doble moral en la percepción pública y mediática de tales relaciones, dependiendo del sexo de los involucrados.
La «Ventana de Overton» y la liberalización sexual
El caso de «Escándalo» es de nuevo un ejemplo del fenómeno descrito por la «Ventana de Overton», la teoría política que explica cómo ciertas ideas o políticas inaceptables pueden volverse aceptables a través de cambios graduales en la percepción pública.
La crítica no solo viene de observadores individuales. Figuras destacadas como Juan Manuel de Prada han expresado su preocupación por una tendencia más amplia en la sociedad hacia la normalización de la pederastia, vista como parte de un modelo de sociedad alternativo impulsado por leyes de liberalización sexual.
En este sentido, la serie, el análisis de Armesilla y las evidencias de algunos organismos y administraciones públicas locales y globales están contribuyendo a un cambio preocupante en la aceptación social de las relaciones entre adultos y menores.
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Resulta evidente, desde hace tiempo, que están intentando “normalizar” la pedofilia con el objeto de integrarla en la sociedad como una variante más de orientación sexual. El problema, hasta ahora, ha sido que la pederastia, que es la pedofilia llevada a la práctica, comporta un trauma muy grave para los menores, que al no haber disfrutado de una educación sexual “progresista”, quedan traumatizados mentalmente por la experiencia. La solución la han encontrado en sexualizarlos ya desde muy pequeños, para que acceden sin repulsión ni rechazo a las solicitudes sexuales de los adultos, o incluso que sean ellos quienes las pidan. Si estas relaciones les resultan puramente placenteras, sin lacras morales que las enturbien, los menores dejarán de ser víctimas para convertirse en actores que saldrán la mar de satisfechos de la relación. Con este material humano bien dispuesto, se podrá proceder entonces a formular y promulgar una “ley de pederastia.” En eso están.
La “Ventana de Overton” realmente funciona. Lo estamos viendo día a día en películas, series, noticias y tertulias mediáticas. Más que una ventana es ya una puerta abierta por la que pueden entrar aberraciones de lo más negro siempre que vengan revestidas con los colores de la libertad y el progreso. Un caso paradigmático de ello es el del aborto, que ya han logrado que se perciba mayoritariamente como un derecho.