Orgullo heterosexual

Yo también tengo mi orgullo. Estoy contenta de haber elegido la opción mayoritaria en la naturaleza, que es la reproducción sexual de macho y hembra. De este modo, he tenido tres hijos de nuestro amor con los genes combinados de ambos, lo cual es la solución más fácil y saludable. Me alegro de no haber tenido que acudir a donantes de óvulos o esperma, de manera que no tengo que explicarles a mis hijos que su padre es el contenido de una probeta, alguien a quien nunca podrán conocer ni tratar.

Estoy orgullosa de haber parido a mis propios hijos sin tener que acudir a un vientre de alquiler, lo cual favorece la explotación de las mujeres del tercer mundo, poniendo además en peligro su salud. Estoy satisfecha de haber hecho felices a mis padres dándoles tres nietos con su material genético, y espero que, si Dios quiere, mis hijos algún día me hagan feliz a mí con su descendencia. De este modo contribuimos a la salud y diversidad de nuestra sociedad.

Estoy orgullosa de haber tenido relaciones sexuales por los cauces habituales, evitándome así posibles infecciones y otros problemas de salud. Estoy contenta de haber tenido una sola pareja en mi vida, ahorrándoles así a mis hijos posibles traumas por el cambio de compañeros sexuales. Me gusta pertenecer a una familia tradicional, como ha sido lo habitual en nuestro país durante milenios de historia.

Estoy encantada de formar parte de una familia de origen y ser el origen de otras familias naturales, que hacen de nuestro país una comunidad de personas unidas por lazos de amor y sangre. Lo cual es la base ideal para el desarrollo económico, la solidaridad y la construcción de un futuro mejor para todos. Si otros deciden elegir otro modelo, lo respeto, pero no lo comparto. Yo estoy muy satisfecha con mi elección. El orgullo no es patrimonio de unos pocos.