“Las infecciones por superbacterias podrían costar la vida de alrededor de 2,4 millones de personas en Europa, América del Norte y Australia durante los próximos 30 años, a menos que se emprendan más acciones para poner freno a la resistencia a los antibióticos”.
Es la advertencia que lanza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ante la oleada de superbacterias que matan, aunque también considera que “tres de cada cuatro muertes podrían evitarse gastando solo dos dólares por persona al año en medidas tan sencillas como lavarse las manos y recetar antibióticos con mayor prudencia”.
En su informe ‘Deteniendo la marea de superbacterias. Solo unos cuantos dólares más’, publicado el pasado 7 de noviembre y al que se puede acceder online, la OCDE añade a estas dos medidas de prevención las de mejorar la higiene en los hospitales y hacer un uso más racional de los antibióticos por parte de la población.
La resistencia a los antibióticos va a mas
El beneficio de los antibióticos, que tuvo su mayor impacto cuando el científico británico Alexander Fleming descubrió la penicilina en 1928, se está viendo mermado de forma preocupante por las resistencias que genera el abuso de su consumo.
Así, las bacterias consiguen adaptarse al cabo de un tiempo más o menos largo y aprenden a sobrevivir para acabar venciendo de forma inexorable. Y cuanto más se usan los antibióticos para frenarlas, mejor se adaptan y se facilita esa evolución bacteriana.
Este hecho se puede constatar a la vista del siguiente gráfico, reproducido a partir del estudio, donde se muestra cómo la tasa de resistencia a los antibióticos, que en 2015 rondaba el 17% en los países de la OCDE, se prevé que en 2030 alcance el 18% si no se adoptan medidas más efectivas que las actuales.
Los responsables del estudio calculan que “tratar las complicaciones por resistencia a los antimicrobianos (RAM) podría costar hasta 3,5 mil millones al año de promedio en los 33 países incluidos en el análisis, a menos que los países intensifiquen el combate a las superbacterias”.
“El sur de Europa corre el riesgo de resultar particularmente afectado. Se prevé que Italia, Grecia y Portugal encabezarán la lista de los países de la OCDE con las más altas tasas de mortalidad por RAM, en tanto que Estados Unidos, Italia y Francia tendrían las tasas de mortalidad absoluta más altas, con casi 30.000 muertes por RAM al año previstas tan solo en Estados Unidos para 2050”, añaden.
Por todo ello, plantean en su informe que “una inversión a corto plazo para frenar la oleada de superbacterias salvaría vidas y dinero en el largo plazo”.
Al mismo tiempo, se necesitaría “un plan de ataque a la resistencia a los antimicrobianos de cinco vertientes: promover una mejor higiene, acabar con la prescripción excesiva de antibióticos, realizar pruebas rápidas a los pacientes para determinar si tienen infecciones virales o bacterianas, aplazar la prescripción de antibióticos y emprender campañas en los medios masivos de comunicación”. De esta manera, “se podría contrarrestar una de las mayores amenazas para la medicina moderna”.
“Si bien los porcentajes de resistencia a ocho combinaciones de antimicrobianos de alta prioridad aumentaron del 14% en 2005 al 17% en 2015 en los países de la OCDE, hubo grandes diferencias entre ellos”, señala el estudio.
Así, como se observa en el gráfico anterior, “los porcentajes de resistencia promedio de Turquía, Corea y Grecia (cerca de 35%) fueron siete veces mayores que los de Islandia, los Países Bajos y Noruega, los países con los porcentajes más bajos (cerca de 5%)”.
Niños y ancianos, “los más vulnerables”
El informe sostiene al mismo tiempo que, aunque el crecimiento de la resistencia a los antibióticos parece desacelerarse, “hay graves motivos de preocupación. Se espera que, en toda la OCDE, la resistencia a los antibióticos de segundo y tercer nivel —que presentan la más avanzada y efectiva línea de defensa para prevenir infecciones— será el 70% mayor en 2030 en comparación con la tasa RAM de 2005 para las mismas combinaciones de antimicrobianos, y que la resistencia a los tratamientos de tercer nivel se duplicará en los países de la Unión Europea”.
En todo este proceso, “los niños y los ancianos serán los grupos más vulnerables. La probabilidad de contraer una infección resistente es significativamente mayor para los niños de hasta 12 meses de edad y para los adultos de 70 años y más”.
También se constata que “los hombres son más propensos a desarrollar este tipo de infecciones que las mujeres”.
Los análisis presentados en este informe fueron realizados por la OCDE utilizando enfoques analíticos avanzados, que incluyen técnicas de microsimulación y modelado de conjuntos. Los datos para los países europeos fueron proporcionados por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades.
La amenaza bacteriana en España
En el mismo informe se analiza la incidencia de la resistencia de las bacterias a los antibióticos en España y sobre cómo deberían actuar las administraciones y los ciudadanos para intentar frenar la oleada de superbacterias.
Como señalaba el gráfico anterior, “la proporción de resistencia a ocho pares de antibióticos-bacterias en España ha aumentado desde un 14% en 2005 a un 18% en 2015, y podría llegar a un 19% en 2030 si la tendencia actual en el consumo de antibióticos y crecimiento económico y de la población se mantiene”, dice el estudio.
En ese sentido, “la proporción de resistencia en España es similar al promedio de la OCDE en 2015 (17%)”, añade. Salvo el caso de Italia, que supera ampliamente los porcentajes de España, el resto de países del entorno, como Reino Unido, Alemania y Francia, tienen un promedio de infecciones ligeramente más bajo.
Por otra parte, “se estima que un promedio de 1.830 personas muere cada año en España debido a infecciones causadas por ocho bacterias resistentes. En 2050, se estima que un total de 77.700 personas morirán a causa de la resistencia antimicrobiana (RAM)”.
Al respecto, la tasa de muertes por cada cien mil personas en España (3,95) está por debajo de la media de los países que conforman la OCDE (4,72), como se puede ver en este otro gráfico a la derecha.
Los países que muestran unas tasas más elevadas son Italia, que ronda las 18 muertes por cada cien mil habitantes; Grecia, que se aproxima a las 15; y Portugal, con 12 aproximadamente. Y los mejor situados en la lucha contra la mortalidad por esta causa son, por este orden, Islandia, Canadá, Australia, Holanda y Noruega, entre otros.
Siete medidas para frenarlas
En este apartado del informe, la OCDE considera que “un amplio paquete de políticas combinando programas de monitoreo, higiene ambiental fortalecida, campañas de comunicación masivas, y exámenes de diagnóstico rápido podrían evitar 1.400 muertes y ahorrar 123 millones de dólares por año en España”.
Ese paquete de medidas para frenar la oleada de superbacterias se podría resumir en estas siete:
– Mejorar el lavado de manos es unánimemente reconocido como la causa modificable más importante de infecciones intrahospitalarias.
– Los programas de monitoreo buscan aumentar la concientización y hacer más racionales las prácticas de prescripción en el personal de salud.
– La higiene ambiental fortalecida contempla la descontaminación, desinfección, limpieza y esterilización de los ambientes y equipamientos hospitalarios.
– La prescripción diferida de antibióticos evita el consumo innecesario de antibióticos en el ámbito ambulatorio y la atención primaria.
– Las campañas de comunicación masivas aumentan la concientización pública sobre los peligros asociados a la prescripción inadecuada de antibióticos.
– Los exámenes de diagnóstico rápido determinan, dentro de horas, si un tratamiento antibiótico debe ser iniciado y qué antibiótico debe ser utilizado.