El fin de la posmodernidad ha afectado profundamente las grandes tradiciones religiosas. La mayoría de ellas han sido interpeladas en el núcleo de su identidad. Algunas, guiadas por el afán de seguir siendo relevantes en las conciencias de los individuos, han iniciado un camino profundo de renovación que las distancia de sus identidades o creencias básicas. La religiosidad de la sociedad hipermoderna se formula a partir de nuevas realidades religiosas. La disolución de algunas de las fuentes tradicionales de sentido ha estimulado la renovación de las religiones tradicionales y la búsqueda de nuevas expresiones religiosas, así como la aparición de nuevas espiritualidades algunas sin ningún referente religioso tradicional. Da la impresión de que algunas confesiones religiosas con el fin de hacerse comprensibles a la mirada escéptica de la cultura contemporánea han adelgazado tanto sus creencias que han llegado a difuminar su identidad.
Dentro del nuevo pluralismo religioso uno de los fenómenos más destacado es la aparición de nuevas confesiones sin demasiada relación con las tradiciones religiosas. La cultura contemporánea ha desarrollado nuevas expresiones religiosas a partir de la recomposición de las creencias propias de la sociedad moderna. Algunos de estos nuevos fenómenos religiosos se presentan como superación de los límites de las tradiciones religiosas arraigadas. El gran relato religioso, fundamento de la identidad histórica de muchas confesiones, ha sido sustituido progresivamente por unas nuevas religiones muy adelgazadas doctrinalmente. Las nuevas creencias religiosas modernas, a diferencia de las formas de creencia tradicional, no tienen demasiados dogmas y normas morales. Son presentadas como religiones cómodas, fáciles y muy adaptadas a las necesidades particulares de cada individuo y que le ofrecen soluciones inmediatas a las demandas espirituales. Ofrecen nuevas propuestas de significado y proponen caminos de desarrollo personal orientados a buscar la rápida felicidad o una salvación individual segura. Más bien, evitan una fijación normativa de la fe. Las religiones modernas manipulan elementos del imaginario religioso tradicional a fin de hacerse más atractivas.