En 1981, Noruega fue el primer país en el mundo en nombrar un Defensor del Niño.
El servicio de protección infantil Barnevernet hace hincapié en que la gran mayoría de las veces, en el caso de que se intuye que algo va mal en una familia, no se separa a los niños de sus padres, sino que se trabaja con ellos para resolver los problemas y mantener a la familia unida.
Sin embargo, el número de niños y jóvenes en situación de acogida aumentó en un 50% entre 2008 y 2013. Eso fue en parte como consecuencia a la conmoción que causó el asesinato de un niño de 8 años, Kristoffer, a manos de su padrastro.
De todas maneras actualmente es llamativo que la mayoría de los casos ya no conllevan violencia de sus padres, o alcohol, o abuso de drogas. La razón más común para separar a los niños de sus familias es simplemente:
- “La aparente falta de destrezas parentales”.
Por, reales o aparentes, faltas de destrezas parentales o por otras cuestiones un tanto atípicas, Noruega, en muchos casos, les quita los niños a los padres.
A Ruth y Mariso les han quitado la custodia de cuatro de sus cinco hijos.
Según un reportaje recientemente publicado en BBC y en el ABC, el caso de esta pareja de jóvenes en Noruega ha alimentado la creciente preocupación sobre las prácticas de protección de la infancia que ejercen ciertos países.
Manifestantes de todo el mundo y profesionales de Noruega opinan que los trabajadores sociales toman a veces demasiado rápido la decisión de separar a los niños de sus familias.
Además en la mayoría de los casos lo hacen con poco fundamento y muy poca justificación y credibilidad; y además sucede sobre todo cuando los padres son inmigrantes.
Miles de personas se manifestaron en apoyo a Ruth y Marius y en contra del servicio de protección infantil noruego.
Barnevernet fue acusado por los manifestantes de “secuestrar” niños.
Pero la historia de Ruth y Marius tiene un complemento:
- La pareja es sospechosa de aplicar, a veces, pequeños castigos corporales a los niños, algo que en Noruega es completamente ilegal.
La campaña en apoyo de la pareja recibió un fuerte respaldo público, especialmente en Rumania, país de origen de Marius.
También por parte de los cristianos evangélicos de todo el mundo, porque la pareja es de religión Pentecostal.
Muchos de los manifestantes creen que la pareja es víctima de discriminación por motivos religiosos y de nacionalidad.
Otro caso es el que corresponde a una familia checa en Noruega.
Esta historia causó incluso un conflicto diplomático entre ese país y la República Checa.
El presidente checo, Milos Zeman, acusó a los trabajadores sociales noruegos de actuar como nazis, algo que el Ministerio de la Infancia calificó de absurdo e improcedente.
Una carta abierta de protesta al ministro de la Infancia firmada por 170 profesionales noruegos dedicados a la protección del niño, entre ellos abogados, psicólogos y expertos en asistencia social, dice:
- “Barnevernet es una organización disfuncional que comete grandes errores de juicio con consecuencias graves”.
El psicólogo Einar Salvesen, uno de los impulsores de la carta, apunta:
- “Hay una falta de lo que yo llamo el factor humano. Una falta de empatía. Son como intervenciones policiales, para averiguar cuál es el problema de los padres”.
La institución Barnevernet también le quitó la custodia a Erik, un joven padre noruego.
La razón por la cual Barnevernet le quitó a Erik y a su esposa china su hija, de cuatro meses de edad, es que el servicio de infancia alegó que sus padres no podían satisfacer sus necesidades emocionales, en parte porque su madre estaba deprimida y la atención de la niña estaba frecuentemente a cargo de su abuela también china.
Yngve, el abuelo noruego de la pequeña, miembro del establishment noruego, y que fue nombrado personalmente para su puesto por el mismísimo rey de Noruega, es ahora un duro crítico de la política de bienestar infantil de su país:
- “Crecí creyendo que Noruega tenía el mejor sistema del mundo, el mejor para los niños. Luego he descubierto desgraciadamente que esto no es cierto”.
Y añade:
- “Al principio pensé que nuestra historia era una en un millón. Pero cuando di a conocer mi caso, muchas personas me contactaron y me relataron otras historias que son incluso peores a la que mi familia experimentó”.
A medida que los medios de comunicación de Noruega comenzaron a investigar estas historias, un periodista fue descubriendo y calculó tristemente que los niños con una madre extranjera son cuatro veces más vulnerables a ser separados de sus familias que otros niños en Noruega.
Y haciendo una reflexión final sobre este tema tendría que decir:
1º. Que la institución Noruega, protectora de los niños, ha desvirtuado su cometido.
2º. Que sólo mira la defensa de los niños atendiendo al modelo de educación familiar noruego.
3º. Que falta gente preparada para atender las necesidades de otras familias con otras culturas, con otra educación.
4º. Que en ocasiones hacen su trabajo con una filosofía dictatorial en la que no caben: ni otros criterios, ni otras opiniones, ni otros estilos de vida provenientes de otras razas o etnias.
5º. Que posiblemente haya otros intereses ocultos, por ejemplo económicos, a la hora de entregar los niños a otras familias.
6º. Que por su pasado, determinados países formen parte prioritaria en estas exclusiones sociales.
7º. Que las religiones se consideren allí una “cuasi secta”; y que por lo tanto la educación a los hijos, de estas familias religiosas, se considere un adoctrinamiento peligroso.
8º. Que consideren inadecuado el tener muchos hijos.
9º. Pero quizás, por ser su estilo de vida con frecuentes divorcios, no consideren un peligro el hecho de que un hijo tenga que convivir con su madrastra o con su padrastro.
10º. Hay que recordar que el niño asesinado, en el 2008, lo fue por su padrastro y que ello ocasionó el actual problema.
1 Comentario. Dejar nuevo
En nombre de la libertad se cometen los mayores absurdos dictatoriales, sin respeto a los derechos humanos de libertad de religión y estilos de educación familiar. Es la cultura robotizada.