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No dejemos que nuestra vida cotidiana como padres desarrolle una horrible falta de atención

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La consecuencia, como en esta viñeta, es la soledad del niño, solo, con el peluche en la mano, al que se le caen dos lágrimas, una por su madre y otra por su padre. Y ahí, en la oscuridad, a la sombra de unos padres adictos a las redes, llora en silencio el hijo, apretando de rabia al peluche, único testigo mudo de su tristeza. SEGUIR LEYENDO

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