La situación en Nicaragua es insostenible, habiéndose recrudecido en las últimas semanas la persecución de la Iglesia Católica en Nicaragua.
No solo a nivel Civil, dónde en las últimas elecciones más del 80% de su población con derecho a voto no acudió a las urnas, también en lo que respecta a la libertad religiosa.
En las últimas semanas, el régimen sandinista de Daniel Ortega ha recrudecido sus actuaciones contra la Iglesia Católica, expulsando órdenes religiosas (las Misioneras de la Caridad), dictando normas para restringir las celebraciones religiosas o, directamente, asaltando a sacerdotes para impedir la celebración de Misa.
Parece mentira que mientras la semana pasada, el mundo se centraba en dar una gran cobertura informativa a supuestos hechos ocurridos en Canadá (no demostrados la mayoría de ellos) hace más de 50 años, existan países con un nivel tan brutal de represión de libertades fundamentales como Nicaragua de los que la Comunidad Internacional parece haberse olvidado.
En Aciprensa podemos encontrar un resumen de la historia de las relaciones Gobierno – Iglesia de los últimos 40 años, pero el resumen podría ser el habitual en este tipo de países dónde las dictaduras de turno imponen su ley del silencio y el terror:
La Iglesia Católica y sus pastores no están dispuestos a callar frente a los atropellos continuos y se desata una ola de ataques contra la Iglesia para silenciarla, reducirla y expulsarla.
Pero el pueblo Nicaragüense ya ha demostrado en muchas ocasiones que apoya a la Iglesia Católica y a sus Obispos.
Mons. Álvarez, Obispo de Matagalpa, y seis sacerdotes y seis laicos, están actualmente bajo arresto domiciliario, vigilados por decenas de policías antidisturbios y retenidos en la Curia Episcopal de Matagalpa desde el último viernes 3 de Agosto, día en que fueron impedidos de salir para celebrar la Misa.
El régimen de Ortega también ordenó cerrar violentamente 8 emisoras de radio católicas desde el lunes 1 de agosto. Frente a ello, Mons. Álvarez pidió a los fieles no tener miedo y mantener viva la esperanza en Cristo.
“Recuerden amadísimos hermanos, el miedo paraliza, la desesperanza auto sepulta y el odio es la muerte del corazón. Al odio se le responde con el amor, a la desesperanza con la esperanza viva y al miedo, con la fortaleza y la valentía que nos da el Cristo glorioso y resucitado, el Cristo de la Iglesia”
Mons. Álvarez, Obispo de Matagalpa, y seis sacerdotes y seis laicos, están actualmente bajo arresto domiciliario Share on X