fbpx

La serie «Adolescencia» en Netflix, cuando el algoritmo educa y destruye la verdadera masculinidad

La nueva miniserie de Netflix, «Adolescencia», no es solo un bombazo audiovisual, es aún sin quererlo, un toque de atención incómodo y necesario.

COMPARTIR EN REDES

«La nueva serie de Netflix «Adolescencia» es , y quizá sobre todo, una radiografía del corazón roto de nuestra juventud masculina. Y no, no es una historia amable. No tiene héroes, ni redenciones de último minuto, ni discursos esperanzadores al final.

La historia de muchos adolescentes encarnada en Jaime

El protagonista de la serie es Jamie, un niño de 13 años que asesina a su compañera de clase.

Jamie comete el asesinato porque está siendo intimidado por su víctima, Katie, que comenta en las publicaciones de Instagram, llamándolo «incel» (célibe involuntario).

La serie despliega, con escalofriante precisión, las ideas que han infectado a Jaime y su percepción del mundo y le han llevado a cometer tal asesinato.

Entre ellas, destaca la abducción de la «manosfera» y conceptos como la «Pastilla Roja» (Red Pill) y la llamada regla 80/20: una teoría popular entre los incels que sostiene que el 80% de las mujeres compite por el 20% de los hombres más atractivos, condenando al resto a la invisibilidad. Estas ideas, repetidas en foros y vídeos virales, son absorbidas por chicos como Jamie, hambrientos de pertenencia, sentido y respuestas.

A Jaime le han dicho que no sirve. Lo han ridiculizado. Y en vez de acudir a un adulto, a un profesor, a su familia, se encierra en su cuarto y deja que internet le moldee el alma.

Este retrato —preciso y desgarrador— ha hecho que incluso el Primer Ministro del Reino Unido, Keir Starmer, pida que la serie se muestre en las escuelas.

No es para menos. Porque lo que «Adolescencia» deja entrever es que la guerra por el alma de los chicos no se está librando en el aula, ni en casa.

Muchas almas en juego

Más allá de la imagen que la serie quiere proyectar sobre la «masculinidad tóxica».  o la grotesca y forzada naturalización de la bisexualidad. Lo realmente importante de la serie, aunque no sea intencionado, es mostrar que se están peleando (y perdiendo almas) en los foros, en los memes, en los TikToks virales de pseudo gurús misóginos como Andrew Tate,  que a pesar de estar acusado de trata sexual, sigue teniendo millones de seguidores adolescentes.

Y aquí es donde la serie «Adolescencia» brilla sin quererlo. Porque no demoniza a Jamie sin más. Nos pone frente al espejo.

¿Qué hacemos con nuestros hijos cuando pasan horas frente a una pantalla, solos, consumiendo contenido que no entienden del todo pero que les da respuestas fáciles a dolores profundos?

La serie no da todas las respuestas, pero formula la pregunta crucial: ¿Qué significa ser un chico hoy?

Estamos ante un sistema educativo que empuja con fuerza a las chicas hacia las ciencias, las becas y los programas de diversidad. Ante esta realidad muchos chicos sienten que su lugar en el mundo se desmorona.

No se trata de competir con las mujeres, sino de que nadie parece tener un plan para ellos.

Mientras sus amigas tienen múltiples referentes y modelos, apoyo institucional y mensajes de empoderamiento, los chicos reciben citas motivacionales sin trascendencia «domina al mundo» «hazte valer» ¿Y si nadie les enseña qué es vivir como hombre, cuál es la verdad de la masculinidad?

La respuesta del sistema es la terapia. Está muy de moda hablar de las emociones. Pero muchas veces esas palabras salen de mujeres bienintencionadas que no comprenden del todo la urgencia vital que sienten estos chicos.

La masculinidad está siendo tratada como si fuera una enfermedad, y no una virtud potente, necesaria y complementaria para la mujer.

El resultado sobre la masculinidad es este: o la anulan, o la deforman.

Necesidad de modelos masculinos verdaderos

«Adolescencia» apunta hacia esta tragedia con una crudeza que incomoda. Y no es una exageración. El dato está ahí. Las estadísticas sobre la caída del nivel académico en Reino Unido de los niños blancos y en particular de clase trabajadora han sido bien conocidas en los círculos educativos durante más de dos décadas

Los modelos masculinos en la educación son cada vez más escasos. La figura del padre, en muchos casos, ausente. Y mientras tanto, se les pide que sean vulnerables, suaves, sensibles…

La serie lanza una última acusación, y no es a los chicos, sino a los adultos.

A los padres que han dejado que los smartphones críen a sus hijos. A los educadores que temen hablar de virtud masculina por miedo a parecer retrógrados. A la sociedad entera, que ha confundido equidad con igualdad y a apostado por la indiferenciación. Ya solo persigue mutilar la virilidad.

Porque sí, lo masculino existe y es un bien que exista. Como dice el personaje del padre en el último episodio, quizá fue culpa suya permitir que Jamie se encerrara tantas noches frente a una pantalla, sin guía, sin contención, sin amor verdadero.

Las diferencias positivas entre niños y niñas se están borrando a medida que se alienta a los niños a volverse más afeminados.

Lo que propone «Adolescencia», quizá sin querer, es una solución que no está de moda: volver a enseñar qué significa ser hombre.

Un hombre bueno. Un hombre fuerte. Un hombre capaz de liderar, proteger y amar con coraje. Y sí, eso exige hablar de virtudes, de límites, incluso de Dios.

La cultura puede seguir patologizando la masculinidad. Pero lo que «Adolescencia» demuestra es que los chicos no dejarán de buscarla. La pregunta es: ¿Quién se atreverá a ofrecerles una versión verdadera y noble de lo que eso significa?

La serie «Adolescencia» en Netflix, cuando el algoritmo educa y destruye la verdadera masculinidad Compartir en X

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

1 Comentario. Dejar nuevo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.